El Libro de virtudes del Coran-60

 

I• Cómo bajó la revelación y cómo se inició

1806. Abû Huraira dijo: ‘El Profeta (B y P) dijo: «Todo profeta recibió milagros en los cuales creería la gente y yo recibí la Revelación que Dios me reveló; espero, pues, ser entre ellos el que ten- ga más seguidores en el Día de la Resurrección»’.

1807. Anas bin Mâlik relató que Dios hizo des- cender la Revelación continuamente a Su men- sajero en el periodo que precedió a su muerte. Cuando murió (el Profeta (B y P)) la revelación era en mayor cantidad; después de eso murió el Mensajero de Dios (B y P).

II • El Corán fue revelado en siete distintos dialectos

1808. ‘Umar bin Al-Jattâb dijo: ‘Oí a Hishâm bin Hakîm recitar la sura ‘El criterio’ (al Furqân Nro. 25) durante la vida del Mensajero de Dios (B y P); escuché con atención su recitación y noté que recitaba en varios puntos con letras distintas a las que me enseñó el Mensajero de Dios (B y P). Casi me abalanzo sobre él en la oración, pero tuve paciencia hasta que pronunció el taslîm; entonces anudé su manto alrededor de su cuello y lo tomé por él; le dije: ‘¿Quién te enseñó esta sura que te oí recitar?’ me dijo: ‘Me la enseñó el Mensajero de Dios (B y P)’; yo le dije: ‘Mientes, porque el Men- sajero de Dios (B y P) me la enseñó de forma dis- tinta a lo que tú recitas’. Así que lo llevé ante el Mensajero de Dios (B y P) y le dije: ‘Oí a este reci- tando la sura ‘El criterio’ con una pronunciación distinta a la que me enseñaste’. El Mensajero de Dios (B y P) me dijo: «Suéltalo; ¡recita Hâshim!» él le recitó la pronunciación que yo lo escuché re- citar y el Mensajero de Dios (B y P) le dijo: «Así fue revelada». Luego dijo: «¡Recita ‘Umar!» y yo le recité la pronunciación que él me enseñó. Dijo: «Así también descendió; este Corán fue revelado en siete pronunciaciones; recitad como se os haga fácil»’.

 

III • Ÿibrîl solía presentar el Corán al Profeta (recitándoselo)

1809. Fâtima dijo: ‘El Profeta (B y P) me dijo en secreto: «Ÿibrîl solía recitarme todo el Corán y yo a él, una vez por año. Pero este año me lo reci- tó dos veces. Creo que es señal de la proximidad de mi muerte»’.

1810. ‘Abdullah bin Mas‘ûd dijo: ‘¡Por Dios! Aprendí de boca del Mensajero de Dios (B y P) más de setenta suras’.

1811. De Ibn Mas‘ûd también; que él estaba en Hims y recitó la sura ‘Yûsuf ’; un hombre dijo: ‘¡No descendió así!’ Ibn Mas‘ûd dijo: ‘Se la recité al Mensajero de Dios (B y P) y me dijo: «Muy bien»’. Entonces sintió en el hombre el olor del vino y le dijo: ‘¿Además de mentir sobre el Libro de Dios bebes vino?’ y lo azotó según la ley islámica.

IV • Las virtudes de: Di: Dios es úni- co... (no 112)

1812. Abû Sa‘îd Al-Judrî relató que un hom- bre oyó a otro recitar Dí: Dios es único repetidas veces; cuando amaneció fue ante el Mensajero de Dios (B y P) y se lo mencionó como si no fuese suficiente para recitar. Ante eso, el Mensajero de Dios (B y P) dijo: «¡Por Aquél que tiene mi alma en Su mano! ¡Esta sura equivale a un tercio del Corán!»

1813. Abû Sa‘îd también dijo: ‘El Profeta (B y P) dijo a sus sahabas: «¿Es muy difícil para vosotros recitar un tercio del Corán en una no- che?» esa sugerencia les pareció muy difícil, así que dijeron: ‘¿Y cuál de nosotros puede hacer eso?’ él dijo: «(La sura que habla de) Dios el úni- co y el autosuficiente (la sura 112) es un tercio del Corán»’.

V• Las virtudes de al-mu‘awwidhât

1814. ‘Âisha relató que el Profeta (B y P) todas las noches, cuando iba a la cama, juntaba sus ma- nos y soplaba en ellas después de recitar la sura ‘Al-Ijlâs’ (112), la sura ‘El enrojecer del alba’ (113) y la sura ‘La Gente’ (114); luego se frotaba el cuer- po con las manos, lo más que podía, empezando por su cabeza, su cara y el frente de su cuerpo; ha- cía eso tres veces.

VI • El descenso del sosiego y los ángeles al leer el Corán

1815. Usayd bin Hudayr relató que, en cier- ta ocasión, él estaba recitando la sura ‘Al-Baqara’ mientras tenía a su caballo amarrado junto a él. De pronto, el caballo se puso intranquilo; cuando calló el caballo se calmó. Cuando reinició la re- citación el caballo se puso nervioso nuevamente; Usayd se detuvo. Su hijo Yahya estaba cerca de él y temió que el caballo lo golpee; cuando tomó a su hijo y se alejó, miró al cielo y no lo pudo ver. Cuan- do amaneció, le contó al Profeta (B y P), quien dijo: «¡Recita Ibn Hudayr! ¡Recita Ibn Hudayr!» Ibn Hudayr dijo (al Profeta (B y P)): ‘Temí pues, Mensajero de Dios (B y P), que pise a mi hijo, que estaba cerca de él; así que levanté mi cabeza y fui hacia él; cuando levanté mi cabeza, vi que había algo como una nube que contenía algo como lám- paras. Salí para no verla’. El Profeta (B y P) dijo: «¿Y sabes qué era eso?» Hudayr agrega: ‘Dije: ‘No’. Dijo (el Profeta (B y P)): «Esos eran los ángeles que bajaron por tu voz; su hubieses continuado con la recitación la gente los habría podido ver, pues no hubieran desaparecido»’.

VII • Deseos de ser como quien recita el Corán

1816. Abû Huraira relató que el Mensajero de Dios (B y P) dijo: «No habrá envidia (ganas de de- sear ser como otro) excepto en dos (casos): Un hombre al que Dios le enseñó el Corán y lo recita noche y día; su vecino le escucha y dice: ‘¡Ojalá hubiese recibido lo mismo que recibió fulano; ha- ría lo mismo que hace!’ y un hombre al que Dios dio bienes y los gasta en lo justo; entonces dice otro hombre: ‘¡Ojalá hubiese recibido lo mismo que recibió fulano; haría lo mismo que hace!’»

VIII • Los mejores de vosotros son quienes aprenden el Corán y lo enseñan

1817. ‘Uzmân relató que el Profeta (B y P) dijo: «Los mejores de vosotros son los que apren- den el Corán y lo enseñan».

1818. ‘Uzmân también dijo, en otra versión: ‘El Profeta (B y P) dijo: «En verdad que los mejo- res de vosotros son los que aprenden el Corán y lo enseñan»’.

IX • La memorización del Corán y su continua recitación

1819. ‘Abdullah bin ‘Umar relató que el Pro- feta (B y P) dijo: «El caso de quien memoriza el Corán es el del dueño de camellos atados: Si los mantiene atados continuamente los controlará; y si los suelta se irán».

1820. ‘Abdullah bin ‘Umar dijo: ‘El Profeta (B y P) dijo: «Es algo malo para cualquiera de vo- sotros que diga: ‘Me olvidé de tal o cual aleya’; se la hicieron olvidar (por su negligencia en recitar- la). Memorizad el Corán y repasadlo; pues es más fácil de escaparse de los pechos de los hombres que (se escapen) los camellos (que estaban ata- dos)»’.

1821. Abû Mûsa relató que el Profeta (B y P) dijo: «Repasad continuamente vuestra memori- zación del Corán, pues ¡Por el que tiene mi alma en Su mano! Es más huidizo que los camellos de sus ataduras».

X• Prolongar ciertos sonidos al recitar el Corán

1822. Anas bin Mâlik relató que se le pregun- tó: ‘¿Cómo era la recitación del Profeta (B y P)?’ y él respondió: ‘Solía prolongar ciertos sonidos’, luego recitó: Bismillahi rahmâni rahîm (En el Nombre de Dios, el Clemente, el Misericordioso) prolongando el (bismillâh), prolongando el ‘Al- Rahmân’ y prolongando el ‘Al-Rahîm’.

XI • Embellecer la voz al recitar

1823. Abû Mûsa relató que el Profeta (B y P) le dijo: «¡Abû Mûsa! Se te ha concedido una de las flautas de Dawûd» (en referencia a su bella voz).

XII • Cuánto es el tiempo apropiado para recitar el Corán

1824. ‘Abdullah bin ‘Amru bin Al-‘Âs dijo: ‘Mi padre me casó con una mujer de familia noble; le preguntaba frecuentemente sobre mí y ella decía: ‘¡Qué maravilloso hombre es! No ha venido a mi lecho ni se ha acercado a mí desde que nos casa- mos. Cuando esa situación se hizo prolongada, él lo comentó al Profeta (B y P), quien dijo: «Haced que me encuentre con él» y yo me encontré con él después. Dijo: «¿Cómo es tu ayuno?» le dije: ‘To- dos los días’. Me dijo: «¿Cada cuanto terminas de recitar todo el Corán?»; le dije: ‘Cada noche’. Me dijo: «Ayuna tres días de cada mes y termina de recitar el Corán (una vez) cada mes». Dije: ‘Pero puedo más que eso’. Me dijo: «Entonces ayuna tres días cada semana». Yo dije: ‘Pero puedo más que eso’. Me dijo: Ayuna un día cada tres días’; yo dije: ‘Puedo más que eso Mensajero de Dios (B y P)’. Dijo: «Ayuna el mejor ayuno, el ayuno de Dawûd; ayunando un día y comiendo en el otro; y reci- ta una vez cada siete noches». ¡Ojalá hubiese to- mado el permiso del Mensajero de Dios! Pues me he vuelto un hombre viejo y débil’. ‘Abdullah bin ‘Umar solía recitar el Corán a su familia; una sép- tima parte en el día. Lo que iba a recitar esa no- che lo repasaba durante el día para que le sea más fácil rezar de noche. Cuando quería ganar fuerza solía dejar de ayunar unos días y después decidía ayunar por un número similar de días, porque de- testaba dejar de hacer algo que hacía cuando se separó del Profeta (B y P) (a su muerte).

XIII • El pecado de quien recita por ganar reputación o ganarse el sustento, etc.

1825. Abû Sa‘îd Al-Judrî dijo: ‘Oí al Mensaje- ro de Dios (B y P) decir: «Surgirá entre vosotros gente cuya oración hará que despreciéis la vues- tra; sus obras harán que despreciéis las vuestras; recitan el Corán pero no atraviesa sus gargantas. Salen disparados de la religión como sale la flecha del arco. El arquero podrá revisar la parte sin plu- mas de la flecha y no obtendrá nada; revisará la parte con plumas de la flecha y no ve nada; final- mente sospechará y procurará encontrar algo en la parte baja de la flecha»’.

1826. Abû Mûsa relató que el Profeta (B y P) dijo: «El creyente que recita el Corán y obra se- gún él es como la toronja, su sabor es bueno y su aroma es agradable. El creyente que no recita el Corán y obra según él es como el dátil, su sabor es bueno pero no tiene aroma. El hipócrita que

recita el Corán es como el arrayán, su aroma es agradable y su sabor es amargo. El hipócrita que no recita el Corán es como la handhala, su sabor es amargo y desagradable y su aroma es fétido».

1827. Ÿundab bin ‘Abdullah relató que el Pro- feta (B y P) dijo: «Recitad el Corán mientras es- téis de acuerdo sobre su interpretación; si tenéis diferencias entre vosotros deteneos de tal recita- ción».

 

Rss Esp

<

 

Volver