LA VESTIMENTA Y LOS ADORNOS

 

 

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El Islam permite, y de hecho requiere, que el musulmán sea cuidadoso con su apariencia, se vista decentemente, mantenga su dignidad y disfrute de lo que Dios ha creado para vestimenta y adornos.

Desde el punto de vista islámico, la vestimenta tiene dos propósitos: Cubrir el cuerpo y embellecer la apariencia. Dios -Glorificado y Ensalzado sea- considera la dotación de vestidos y ornamentos para los seres humanos como uno de sus favores a la humanidad:

"¡Y recordad cuando erais pocos, oprimidos en el país, temerosos de que la gente os capturara! Entonces, os procuró refugio, os fortaleció con Su auxilio y os proveyó de cosas buenas. Quizás, así, fuerais agradecidos" (7:26).

 

Cualquiera que desdeñe uno de estos dos aspectos -la vestimenta y los ornamentos- se ha desviado de la senda del Islam hacia la senda de Satán. Dios advierte a la gente, respecto a la desnudez y la negligencia en la apariencia, que éstas son tretas de Satán. Así lo expresa en los siguientes versículos:

"¡Hijos de Adán! Que el Demonio no os tiente, como cuando sacó a vuestros padres del jardín, despojándoles de su vestidura para mostrarles su desnudez... (7:27)

 

"¡Hijos deAdán!¡Atended a vuestro atavío siempre que oréis! ¡Comed y bebed pero no cometáis excesos, que Él no ama a los inmoderados!" (7:31).

 

 

thobEl Islam hizo obligatorio para los musulmanes cubrir sus partes privadas, que todos sienten vergüenza de exponer, a fin de que se distingan de la desnudez de los animales. Incluso se instruye a los creyentes que eviten descubrir estas partes hasta cuando están solos para que alcancen la perfección moral y religiosa.

 

Bahaz Ibn Hákim reporta que su abuelo dijo: "Pregunté: `Oh Mensajero de Dios ¿Qué debemos cubrir y qué podemos mostrar de nuestras partes privadas? 'El respondió: `No dejes que nadie las vea excepto tu esposa o tus siervas: Luego pregunté: ¿Yqué de las gentes que conviven (durante viajes o campamentos) juntos?'El respondió: `Si puedes, no dejes que nadie las vea: Luego dije: ¿Y si no hay nadie presente?' El dijo: Dios- ¡Bendito y ensalzado sea- merece más tu pudor" [61].

 

La limpieza y el embellecimiento son notas características del Islam

Antes de dirigirse a los temas de embellecimiento y buena apariencia, el Islam trató con suma profundidad el tema de la limpieza; porque la limpieza es la esencia de la buena apariencia y de la belleza de la ornamentación.sarawil-marocain-homme-gris-clair

 

Se transmitió que el Profeta (B y P) dijo: "Límpiate, porque el Islam es la limpieza"[62]; "La limpieza invita hacia la fe y la fe lleva a su practicante hacia el Paraíso" [63].

 

El Profeta (B y P) insistió de forma especial en mantener el cuerpo, la ropa, las casas y las calles limpias y puso un énfasis especial en la limpieza de los dientes, las manos y el cabello. No debemos extrañarnos ante este énfasis en la limpieza ya que el Islam hizo de la limpieza la llave a su principal forma de adoración, el salat. La oración del musulmán no es aceptada sin que esté limpio su cuerpo, su ropaje y el lugar donde ora. Además de este requerimiento, hay algunas formas obligatorias de lavado: El ghusl, lavado del cuerpo entero, ytl udú, lavado de los miembros más expuestos a la suciedad y ablución ritual para la oración.

El ambiente desértico de Arabia y la vida nómada de su gente no incitaban mucho a la limpieza y el refinamiento. La mayoría de los árabes desdeñaba estos aspectos.

El Profeta (B y P), con su vivo ejemplo y oportuna advertencia, logró sacar a los árabes de sus hábitos salvajes y les enseñó el refinamiento y los modales. Cierto hombre se acercó al Profeta (B y P) con la barba y el cabello desarreglados. El Profeta (B y P) le hizo ciertas indicaciones pidiéndole que se peine.

El hombre se peinó y volvió al Profeta (B y P), éste le dijo entonces:"¿No es esto mejor que andar con el cabello desaliñado pareciendo un demonio?" [64].

En otra ocasión, el Profeta vio a un hombre con el pelo desarreglado y dijo: "Es que no tiene con qué peinar su cabello?"[65]

Una vez vio a un hombre con la ropa sucia y dijo: "¿Es que no puede encontrar nada con qué lavar su ropa?" [66].

Un hombre se presentó ante el Profeta (B y P) vistiendo ropas aparentemente muy baratas. El Profeta (B y P) le preguntó: " ¿Tienes fortuna?" El hombre dijo: "Sr. "¿Qué clase de fortuna?",preguntó el Profeta (B y P). El hombre respondió: "Dios me ha concedido toda clase de bienes". Entonces, el Profeta (B y P) le dijo: "Ya que Dios te ha dado fortuna, déjale ver los efectos de Su favor y Su bondad sobre ti"[67].

El Profeta (B y P) insistió en que la gente asista a las reuniones, como la oración del viernes y las fiestas, bien vestidos y arreglados. Dijo: "Si podéis hacerlo, corresponde que vistáis otras ropas aparte de las de trabajo, para la oración del viernes" [68].


El uso de oro y seda pura está prohibido para los hombres

El embellécimiento y la elegancia no son meramente permitidas sino que son requeridas por el Islam, que generalmente repudia todo intento de prohibirlas

"Di: ¿Quién ha prohibido los adornos que Dios ha producido para Sus siervos y las cosas buenas de que os ha provisto? Di: Esto es para los creyentes mientras vivan la vida terrenal, pero, en particular, para el día de la Resurreccióri: Así es como explicamos con detalle las aleyas a gente que sabe" (7:32).

Sin embargo, el Islam ha prohibido dos clases de ornamentos a los hombres mientras que los permite a las mujeres. Estamos hablando de las joyas y ornamentos de oro primeramente y de las ropas de pura seda, en segundo lugar.

Alí relató que el Profeta (B y P) tomó un poco de seda en su mano derecha y un poco de oro en su izquierda y dijo:

"Estos dos están vedados para los hombres de entre mis seguidores" [69].

Omar relató que oyó al Profeta decir:

"No os vistáis con seda. Quien la viste en esta vida no la vestirá en la Otra" [70].

En otra ocasión, dijo de una vestimenta de seda: "Esta es la ropa de un hombre sin carácter" [7l].

El Profeta (B y P) vio en cierta ocasión un anillo de oro en la mano de un hombre. Inmediatamente se lo quitó y lo tiró al suelo. Luego dijo: `Puede una persona tomar una brasa ardiente y sujetarla en su mano? " Cuando el Profeta (B y P) abandonó el lugar, alguien preguntó al hombre:

"¿Por qué no lo recoges y te beneficias de él?" El dijo: `¡ No! ¡Por Dios! No recogeré algo que el Mensajero de Dios (B y P) ha lanzado al suelo" [72].

 

La misma prohibición que se aplica al anillo de oro se aplica también a lo que observamos entre los despilfarradores conspicuos: bolígrafos de oro, relojes de oro, cigarreras de oro, encendedores de oro, dientes de oro. etc.

El Profeta (B y P) sí permitió que los hombres usen anillos de plata. Del relato de Ibn Omar, Al Bujari citó las siguientes palabras:

"El Mensajero de Dios (B y P) usaba un anillo de plata. Después de él, Abu Bakr, luego Omar y Ozmán lo usaron hasta que cayó en el pozo de arís"[73].

 

Respecto a los demás metales, no hay textos que los prohiban. Al contrario, eri el "Sahih" de Al Bujari encontramos que el Mensajero de Dios (B y P) aconsejó a un hombre que quería casarse con cierta mujer que "...Le dote con un presente, aunque sea un anillo hecho de hierro". Basándose en este hadiz, Al $ujari infirió la permisibilidad de los anillos de hierro.

El Profeta (B y P) mostró tolerancia respecto a los que visten seda por razones médicas. Dio permiso de vestir seda a Abdurrahmán bin Auf yAz Zubair bin Al'Auuam ya que ambos padecían de comezón [74].

 

La sabiduría de estas dos prohibiciones para los hombres

A través de estas dos prohibiciones que afectan a los hombres, el Islam se propone alcanzar ciertos nobles objetivos educacionales y morales.

Ya que el Islam es la religión del esfuerzo y la fuerza, debe proteger las cualidades varoniles del hombre frente a cualquier muestra de debilidad, pasividad y letargo. Dios creó el físico del hombre diferente al físico de la mujer. No es apropiado que el hombre use ropas hechas de material muy suave y adorne su cuerpo con adornos costosos.

Sin embargo, notamos cierto fin social detrás de estas prohibiciones. La prohibición del oro y la seda a los hombre es parte de un mucho más extenso programa islámico para combatir el lujo excesivo en el estilo de vida. En el punto de vista coránico, la vida de excesivo lujo lleva a la debilidad de las naciones y a su eventual caída. La existencia del lujo es también una expresión de injusticia social, ya que sólo unos pocos pueden adquirir los artículos de lujo a expensas de las masas pobres de la población.

Además, la vida lujosa es enemiga de todo llamado hacia la verdad, la justicia y la reforma social.

El Corán dice: "Cuando queremos destruir una ciudad, ordenamos a sus ricos y ellos se entregan en ella a la iniquidad. Entonces, la sentencia contra ella se cumple y la aniquilamos" (17.16)

"No hemos enviado amonestador a una ciudad que no dijeran sus ricos: No creemos en vuestro mensajero" (34:34).

Manteniéndo el espíritu del Corán, el Profeta (B y P) prohibió a los musulmanes la indulgencia frente al consumismo conspicuo. No solo prohibió el uso del oro y la seda a los hombres sino que prohibió a hombres y mujeres el uso de utensilios y cubiertos de oro o plata.

Finalmente debemos ponderar las consideraciones económicas. En vista de que el oro es un medio universal de intercambio; usarlo para hacer utensilios caseros o adornos para los hombres no tiene ningún sentido.

Porqué el oro y la seda están permitidos para las mujeres

La mujer está exenta de esta prohibición en consideración a su naturaleza femenina. El amor por los adornos y las joyas es muy natural y apropiado a una mujer. Sin embargo, la mujer no debe usar sus adornos para atraer a los hombres y excitar sus deseos sexuales.

Hay un hadiz que dice: "Cuando una mujer se pone perfume y va entre la gente, de manera que su perfume les llegue, es una adúltera. Yel ojo que es atraído por ella es el de un adúltero” [75].

Dios -exaltado sea- advierte a las mujeres:

"Y di a las creyentes que bajen la vista con recato, que sean castas y no muestren sus adornos excepto los que están a la vista, que cubran su escote con el velo y no exhiban sus adornos sino a sus esposos, a sus padres, a sus suegros, a sus propios hijos, a sus hijastros, a sus hermanos, a sus sobrinos carnales, a sus mujeres, a sus esclavas, a sus criados varones fríos (inocentes), a los niños que no saben aún de partes femeninas. Que no sacudan ellas sus pies de modo que se descubran sus adornos ocultos. ¡Volveos todos a Dios, Creyentes! Quizá, así, prosperéis" (24:31).


El vestido de la mujer musulmana

El Islam hace ilícito que la mujer vista ropas que no cubran su cuerpo o que sean transparentes, revelando lo que está debajo.

También es ilícito usar ropas apretadas y moldeadas al cuerpo que delinean las partes del cuerpo, en especial las que son sexualmente atractivas. Abu Huraira relató que el Mensajero de Dios dijo:

"Yo no seré testigo de dos clases degente que están destinados al fuego del infierno: Gentes con látigos, como las colas de las vacas, que azoten a los demás (gobernantes tiránicos que son enemigos de su propia gente). Ylas mujeres que, a pesar de estar vestidas están desnudas, seducen y son seducidas; sus cabellos están arreglados como las jorobas inclinadas de los camellos. Estas clases de personas no entrarán al Paraíso ni su fragancia les alcanzará, a pesar de que su fragancia llega a gran distancia" [76].

 

El Profeta (B yP) describió a tales mujeres como vestidas, pero desnudas, porque su vestimenta, siendo delgada y transparente, no llega a cubrir el cuerpo, sino que fue hecha para revelarlo. Tal es la vestimenta de las mujeres de nuestros tiempos. El Profeta (B y P) comparó sus peinados con la joroba en un tipo especial de camellos (el bajt) que tiene grandes jorobas porque las mujeres suelen arreglarse el cabello en la forma de un moño que parte del centro de su cabeza. Es como si el Profeta (B y P) hubiese visto a través de los siglos nuestra época, donde los peinados femeninos en sus diferentes estilos son una profesión dominada por los hombres que cobran elevados precios por sus trabajos. Y eso no es todo, muchas mujeres, insatisfechas con lo que Dios les dotó de cabellos naturales, compran pelucas hechas de pelo artificial para aumentar el suyo, a fin de incrementar su volumen, su belleza y su brillo; piensan que esto las hace más bellas y más atractivas sexualmente.

Lo sorprendente de este hadiz es la conexión entre la opresión política y el relajamiento moral. Esta conexión es justificada por los hechos. Los gobernantes usan estos medios para mantener a la gente preocupada por su apariencia y deseos personales para que no tengan tiempo de pensar en los asuntos públicos.

Al respecto de las mujeres que imitan a los hombres y viceversa

El Profeta (B y P) declaró que una mujer no debe usar ropas de hombre y que un hombre no debe usar ropas de mujer. Maldijo a los hombres que imitan a las mujeres y a las mujeres que imitan a los hombres [77].

 

Los aspectos de dicha imitación incluyen la manera de hablar, de caminar, de vestir, los movimientos y otros.

Lo maléfico de tal conducta, que afecta la vida del individuo y de la sociedad, es que constituye una rebelión contra el orden natural de las cosas. De acuerdo al orden natural de las cosas, hay hombres y hay mujeres; y cada uno de estos dos sexos tiene sus propias características. Pero, si los hombres se hacen afeminados y las mujeres se masculinizan, este orden natural se revertirá y se desintegrará.

Entre los maldecidos por Dios y sus ángeles en esta vida y la otra, el Profeta (B y P) mencionó al hombre que Dios hizo masculino y que luego se hace afeminado imitando a las mujeres. Luego está la mujer, a quien Dios hizo femenina, que se masculiniza imitando a los hombres [78].

 

Por esta razón el Profeta (B y P) prohibió que los hombres usen telas decoradas con motivos grandes, chillones y llamativos. Muslim citó en su "Sahih" a Alí diciendo: "El Mensajero de Dios (B y P) me prohibió usar anillos de oro, ropas de seda y ropas con diseños muy llamativos".

Muslim también cita un hadiz de Ibn Omar, que dice: "El Mensajero de Dios (B y P) me vio vistiendo dos prendas con diseños llamativos; me dijo: `Esto es lo que usan los incrédulos. No vistas tales ropas"'.

Vestirse con fines de ostentación y vanidad

La regla general para el goce de las cosas buenas de la vida, como la comida, la bebida y la vestimenta, es que deben ser usadas sin extravagancias o vanidad.

La extravagancia consiste en exceder los límites de lo que es benéfico en el uso de lo permitido; mientras que la vanidad es algo relacionado a la intención y al corazón más que a lo físico y material. La vanidad es la intención de verse superior y por encima de los demás:

"Para que no desesperéis sino conseguís algo y para que no os regocijéis si lo conseguís. Dios no ama a nadie que sea presumido, jactancioso" (57:23).

 

El profeta (B y P) dijo: "El día de la Resurrección, Dios no mirará a aquella persona que arrastra su túnica tras de sí por vanidad" [79].

 

A fin de evitar incluso las sospechas de vanidad, el Profeta prohibió a los musulmanes vestir las "ropas de la fama", que son las que se visten para impresionar a los demás y que generan vanas competencias inútiles y más inútiles esfuerzos. Hay un hadiz que dice: "El día de la Resurrección, Dios vestirá con las ropas de la humillación a aquel que viste las ropas de la fama"[80].

 

Un hombre preguntó a Ibn Omar: "¿Qué clase de ropas debo vestir?" Ibn Omar respondió: "Aquellas que no provoquen la burla de los débiles de mente (por ser feas y baratas) ni las que provoquen la crítica de los sabios (por ser excesivamente caras)"[81].

Llegar a extremos en el embellecimiento al cambiar lo que Dios creó

El Islam denuncia tales excesos al embellecerse pues requieren alterar los rasgos físicos que Dios creó. El Corán considera tales alteraciones como inspiradas por Satán, quien dijo

"...He de extraviarles, he de inspirarles vanos deseos, he de ordenarles que hiendan las orejas del ganado y que alteren la creación de Dios. Quien tome como amigo al Demonio, en lugar de tomar a Dios, está manifiestamente perdido" (4:119).

La prohibición de tatuarse, acortarse los dientes y hacerse cirugías para embellecerse

 

Entre los excesos mencionados están los tatuajes y el acortarse los dientes [82].

 

"El Mensajero de Dios (B y P) maldijo al que hace tatuajes, al tatuado, al que acorta los dientes y al que hace acortar sus dientes"[83].

En lo que concierne a los tatuajes, desfiguran permanentemente el rostro y otras partes del cuerpo con pigmento azul y diseños repulsivos. Algunos árabes, especialmente mujeres, tenían el hábito de tatuarse grandes porciones del cuerpo, mientas que las gentes de ciertas sectas religiosas se tatuaban imágenes de sus deidades o sus rituales religiosos en sus manos y pechos. A toda esta abominación se debe añadir el dolor y sufrimiento que la persona tatuada debe soportar a causa de los pinchazos de las agujas. Es a causa de todo esto que el tatuado y el tatuador fueron maldecidos. Respecto a acortarse los dientes, el Profeta (B y P) maldijo a los hombres y mujeres que lo hacen y las mujeres que lo piden. Y si un hombre lo pide, se amerita una maldición mayor.

 

Similarmente, el Profeta (B y P) prohibió ampliar los espacios entre los dientes. Maldijo a las mujeres que amplían los espacios entre sus propios dientes o los de otros con fines estéticos, cambiando lo que Dios ha creado. Dios, obviamente, ha creado algunas mujeres con espacios entre los dientes y otras sin los mismos. Algunas mujeres que no tienen tales espacios desean*crearlos artificialmente, apartando los dientes adyacentes o cortando partes de los mismos. El Islam considera esto una forma de engaño y una preocupación excesiva por la belleza personal, y ambas cosas son criticadas por el Islam.

De estos hadices del Profeta (B y P) podemos también extraer la posición del Islam y su Ley respecto a la cirugía estética.

Las cirugías con fines de embellecimiento están de moda hoy en día como resultado de la visión materialista de la civilización occidental, una civilización que pone excesivo énfasis en el cuerpo y sus deseos. Hombres y mujeres gastan cientos y miles de dólares para dar nueva forma a sus narices y senos, o cualquier otra parte que consideran en mala forma. Este comportamiento con seguridad pertenece a la categoría del embellecimiento excesivo, cambiando innecesariamente lo que Dios ha creado, y amerita la maldición de Dios y de Su Mensajero (B y P). En otro sentido, implica dolor, tortura y un desperdicio de dinero meramente por mejorar la apariencia. Más aún; es la expresión de la preocupación del individuo por la forma antes que la sustancia; por el cuerpo sobre el espíritu.

 

"Puede suceder que una persona tenga un defecto físico inusual que atraiga la atención de otros al punto de causarle sufrimiento fisico y psicológico cada vez que se encuentre con otras personas. En este caso, podrá tratar el defecto y aliviar la incomodidad que hace su vida miserable. Dios el Clementísimo no nos ha impuesto dificultad en cuanto a religión"[84].

 

Esta afirmación es, tal vez, apoyada por los hadices que hablan sobre ampliar el espacio entre los dientes para embellecerlos. Lo que se desaprueba aquí es hacerlo simplemente por ganar buena apariencia y belleza artificial. Sin embargo, si estas medidas son necesarias para eliminar el dolor y el malestar, no hay nada malo en ello. Y Dios sabe más.

Depilarse las cejas

Entre los tratamientos de belleza extremos que el Islam prohíbe esta Al Nams, que consiste en remover el pelo de las cejas depilándolas con el fin de darles nueva forma o afinarlas. El Profeta (B y P) maldijo a los hombres y mujeres que realizan esta operación y maldijo también a los que la piden [85].

 

Esta práctica fue particularmente desaprobada porque es una costumbre de las prostitutas.

Según algunos eruditos hanbalíes, si el marido aprueba, retirar el pelo facial (excepto las cejas) y el uso de polvos, cremas y otros productos de belleza está permitido para las mujeres, pues es parte de la belleza femenina. Al Nauáui es más estricto, pues considera que remover cualquier pelo facial es Al Nams, y por lo tanto, prohibido. En oposición a esta opinión encontramos a Abu Daúd que afirma en su "Al Sunan" que "Al Nams" es "la extracción de los pelos que forman las cejas a fin de hacerlas más delgadas". De aquí concluimos que "Al Nams" no incluye la extracción del pelo facial.

Al Tabari cita un relato sobre la esposa de Abu Ishaq que gustaba embellecerse. En cierta ocasión visitó a`Aisha y le preguntó:

"¿Qué de la' mujer que remueve el pelo de su frente para complacer a su esposo? "'Aisha respondió: "Remueve lo que te perjudica cuando puedas" [86].

Pelucas y cabello añadido

En la categoría de ornamentos femeninos, la adición de cualquier tipo de cabello -real o artificial- al propio está prohibida. Esto se aplica al uso de pelucas y trenzas u otros cabellos añadidos.


Al Bujari citó una narración de Aisha, de su hermana Asmá, de Ibn Mas'ud, Ibn Omar y Abu Huraira; que: "El Mensajero de Dios (B y P) maldijo a la que añade cabello y a la que lo pide"."La que añade" se refiere a la mujer cuya profesión es hacer pelucas y añadir cabello. "La que lo pide" es la mujer que las usa.

La prohibición es mucho mayor sobre los hombres, sean peluqueros, o coiffeurs; artistas o los afeminados.

El Profeta (B y P) era muy estricto combatiendo tales engaños; tanto que, si una mujer perdía el pelo por alguna enfermedad, no le permitía añadir ningún tipo de cabello al que tenía en su cabeza, aunque estuviera pronta a casarse. Al Bujari cita el relato de Aisha sobre una muchacha de los ansaries que se había casado y, posteriormente, se había enfermado, perdiendo su cabello. Algunas personas sugerían que añadiera cabello al que le quedaba, pero, cuando le preguntaron al Profeta (B y P) al respecto, él respondió: "Dios maldijo a la que añade y a la que lo pidé' [87].

 

Al Bujari también cita el relato de Asmá, sobre una mujer que dijo al Profeta (B y P) "¡Oh Mensajero de Dios! Mi hija tuvo sarampión y su cabello ha empezado a caerse. Estoy a punto de darla en matrimonio. ¿Puede añadir algunos mechones al cabello que le queda?" El Profeta (B y P) respondió: "Dios maldijo a la que añade y a la que lo pide" [88].

 

Sa'id Ibn Al Musaüab narró que Mu'auia hizo un discurso público en su última visita a Medina. En el transcurso del mismo; tomó un mechón de pelo para añadir y dijo: "No he visto a nadie que use esto excepto los judíos. Ciertamente el Profeta (B y P) cuando hablaba de añadir otro pelo al propio de la persona, lo llamó un engaño." Según otro relato, Mu'auia dijo a la gente de Medina: `Dónde están vuestros sabios? Yo oí al Profeta (B yP) prohibir el uso de esto diciendo: `Los israelitas fueron destruidos cuando sus mujeres empezaron a usar esto".

 

El Profeta (B y P) catalogó el uso de cabello falso como "engaño". Esto nos muestra la razón de la prohibición. Esto es, en realidad, un fraude, una falsificación y un engaño. El Islam condena el engaño y se desliga de todo aquel que lo practica por medios materiales o sicológicos, porque: "Quien nos engaña no es de los nuestros" [89].

 

Al Jattabi dijo: "Duros castigos en la Otra vida son prometidos por tales prácticas porque implican engaño y fraude. Si estas prácticas fuesen permitidas se abriría la puerta para otros tipos de engaños. Más aún, esto implica alterar la creación de Dios, como se menciona en el hadiz de Ibn Mas'ud sobre `Los alteradores de la creación de Dios" [90].

 

Lo que se prohibe en estos hadices es la adición de otro pelo, natural o artificial, al propio. Esto es una forma de fraude. Esta prohibición no abarca el uso de otros materiales, como el hilo o la tela, que se pueden entrelazar con el pelo natural. Del relato de Sa'id Ibn Yubair, nos llegó: "No hay nada de malo en el uso de las trenzas" [91].

 

Se refiere al uso de lana o seda para hacer trenzas en el pelo. El Imam Ahmad también nos habló sobre la legalidad de esto [92].


Tiñendo el cabello

 

Otro aspecto de estética corporal es el teñido de las canas en la cabeza o en la barba. Se menciona que los judíos y los cristianos se abstenían de teñirse el pelo y consideraban tal práctica embellecedora como contraria a la piedad y la devoción y no apropiada de los rabinos, sacerdotes y ascetas. El Profeta (B y P) prohibió a los musulmanes imitar a esta gente o seguir sus costumbres, con el fin de que los musulmanes desarrollen sus propias y distintivas características en su apariencia y carácter.

Al Bujari citó a Abu Huraira narrando que el Profeta (B y P) dijo: "Los judíos y los cristianos no se tiñen en pelo; así que diferenciaos de ellos"[93]

 

Esto es una recomendación y no una orden. Así se evidencia de las acciones de los sahabis, como Abu Bakr y Omar, que se teñían el pelo, mientras otros, como Alí y Ubai bin Ka'ab, que no lo hacían.

La cuestión ahora es cuál tipo de tinte se debe usar. ¿Debe ser el color negro o puede haber otros colores? ¿Se debe evitar el negro? Si un hombre de edad avanzada tiene el cabello y la barba de color blanco, sería difícilmente apropiado que se los tiña de negro. El día de la conquista de La Meca, Abu Bakr trajo a su anciano padre, Abu Qahafa, hasta que se sentó ante el Profeta (B y P). Al ver su cabello blanco como la nieve, el Profeta (B y P) dijo: "Cambia eso, pero evita el negro"[94].

Sin embargo, si la persona no es tan anciana y débil como lo era Abu Qahafa, pues no hay objeción en que use tintura negra. Respecto a esto,

Al Zuhri dijo: "Solíamos teñirnos de negro cuando nuestros rostros lucían aún jóvenes, pero lo desechábamos cuando nuestro rostro se llenaba de arrugas y se caían los dientes" [95].

Algunos de los primero musulmanes, como Sa'd Ibn Uaqqás, Uahba bin Amer, Al Hasan, Al Husain, Jarir y otros, solían permitir el uso de tintes negros. Algunos eruditos, por otra parte, no consideran el uso del tinturas negra como permitido excepto en tiempos de guerra para que el enemigo se impresione por el hecho de que todos los soldados musulmanes se ven jóvenes.

Abu Dharr relata el hadiz que dice: "Lo mejor para teñirse el pelo es la henna y el katm" [96].

La henna deja una coloración rojiza en el pelo; mientras el Katm, una planta del Yemen, le da un color negro con matices rojizos. Anas dijo: "Abu Bakr teñía su pelo con henna y katm; Omar lo hacía sólo con henna".

Dejándose crecer la barba

El creciíniento de la barba está también relacionado a nuestro tema. Al Bujari cita a Omar relatando que el Profeta (B y P) dijo: "Distinguíos de los politeístas; dejaos la barba y mantened corto vuestro bigote".

Esta orden del Profeta (B y P) tenía como fin entrenar a los musulmanes para que desarrollen una personalidad independiente, distinta en su realidad interna así como en su apariencia externa, tanto en sustancia como en forma. A la vez, se podría decir que afeitarse la barba es un atentado contra la naturaleza masculina y un intento de imitar a las mujeres, ya que la barba es una parte integral de la masculinidad y una expresión distintiva del sexo masculino.

Sin embargo, dejarse la barba no significa dejarla crecer de forma desordenada o tan larga que sea de mala apariencia. La persona debe recortarla a lo largo y a lo ancho. Esto se recomienda en un hadiz citado por Al Tirmidhi; también vemos que los musulmanes de la primera generación hicieron esto mismo. 'Aiiad [97] dijo: "Es detestable afeitarse la barba o cortarla drásticamente. Pero sí es recomendable remover un poco de ella a lo largo y ancho cuando se hace muy grande".

Abu Shama reclamó que "ciertas personas empezaron a afeitarse la barba; esto es un paso más allá que los zoroastrianos que solo la mantenían al ras [98]. En mi opinión es muy penoso que la mayoría de los musulmanes en nuestra época se afeitan la barba imitando a los elementos extranjeros que han invadido y ocupado sus tierras. Es un hecho desafortunado que los conquistados siempre imitan a sus conquistadores. Los musulmanes de hoy han ignorado la orden del Profeta (B y P) de diferenciarse de los incrédulos y de evitar imitarlos. En verdad que `quien imita a una comunidad es de ellos" [99]

Un gran número de juristas consideran que afeitarse la barba es ilícito basándose en la orden del Profeta (B y P). Esta orden de dejarse crecer la barba lo convierte en una obligación, especialmente porque su propósito es diferenciarse de los no musulmanes; porque mantener una distinción de aquellos que no creen es una obligación de todo musulmán.

Nunca se ha mencionado que cualquiera de los musulmanes de las primeras generaciones haya sido negligente respecto a esta obligación. Sin embargo, algunos eruditos de hoy permiten afeitarse la barba a causa del impacto de los eventos y en respuesta a la opinión pública. Argumentan que dejarse la barba era una preferencia personal del Profeta (B y9) que no está relacionada con ningún rito religioso; y que, por lo tanto, no es una obligación a cumplir. Pero la verdad de este tema es que dejarse la barba no es una obligación sólo porque el Profeta (B y P) la usaba, sino porque fue explícitamente ordenado para mantener una distinción entre los musulmanes y los incrédulos. Ibn Taimía argumenta, y es convincente, que el objetivo del Legislador era diferenciar a los musulmanes de los incrédulos, pues el parecido en la apariencia produce cariño, amistad y afinidad de sentimientos; así como el amor en el corazón produce afinidad en la apariencia exterior. Este factor psicológico es extraído de la experiencia y la observación. Ibn Taimía dice: "El Corán, la Sunna y el consenso de los eruditos musulmanes enseñan a los musulmanes a ser distintos de los incrédulos y, en general, a evitar parecerse a ellos.

Cualquier cosa que sea una potencial causa de corrupción en una forma oculta y difusa está relacionada con este tema y está, a su vez, vedada.

La imitación de la apariencia de los incrédulos llevará a la imitación de su conducta inmoral y cualidades maléficas, incluso de sus creencias. Tales influencias no pueden ser controladas ni fácilmente detectadas; esto hace que sea difícil o incluso imposible erradicarlas. Por ello, todo lo que es causa de corrupción ha sido vedado por el Legislador" [100].

Notamos que hay tres opiniones respecto a afeitarse la barba:
La primera, que es ilícito, es la opinión de Ibn Taimía y otros; la segunda, que es detestable (makruh), es la opinión de Aüad en Fathul Bari y nadie más; y la tercera, que es permitido y lícito(halal), es la opinión de algunos eruditos modernos. Probablemente la segunda opinión, de que es sólo detestable, sea la más moderada y cercana a la verdad. Y, ya que la razón propuesta para dejarse crecer la barba es para diferenciarse de los judíos y los cristianos, y es similar a la razón de teñirse las canas para distinguirse de los judíos y los cristianos; debemos notar que algunos de los sahabis no teñían sus canas, lo cual significa que era algo recomendable en vez de ser obligatorio. Esto nos lleva a la conclusión analógica de que dejarse la barba es también recomendable y no obligatorio.

Por lo tanto, afeitarse la barba debe clasificarse como detestable y no como ilícito.

Es verdad que no se sabe de ningún sahabi que se haya afeitado la barba, tal vez no tenían necesidad de afeitarse y, tal vez, dejarse la barba era una cosiumbre entre ellos.

[61] Lo reportó Ahmad, Abu Daúd. Al Tirmidhi e Ibn Maya.
[62] Lo cito Ibn Haüán.
[63] Lo citó At Tabarani.
[64] Lo citó Málik en Al Muwatta.
[65] Lo citó Abu Daúd.
[66] Lo citó Abu Daúd.
[67] Lo citó An Nasái.
[68] Lo citó Abu Daúd.
[69] Lo citaron: Ahmad, Abu Daúd, An Nasai, Ibn Haüán e Ibn Maya. Este último reportó la frase adicional: "Pero es permitido para las mujeres".
[70] Lo citaron: Al Bujari y Muslim. Ambos citan también el mismo hadiz del relato de Anas.
[71] Citado porAl Bujari y Muslim.
[72] Lo citó Muslim.
[73] Lo citó Al Bujari en el capítulo de 'La vestimentá'.
[74] Lo citó Al Bujari. Parece que estos compañeros tenían una enfermedad en la piel que les provocaba picazón, que se aliviaba algo usando una tela suave como la seda.
[75] Citado por An Nisai; también por Ibn Juzaima e Ibn Haiián en sus respectivos “Sahih”
[76] Citado por Muslim.
[77] Lo citó Al Bujari y otros .
[78] Lo citó At Tabarani.
[79] Citado por Al Bujari y Muslim.
[80] Citado por Ahmad, Abu Daúd, An Nasái e Ibn Maya.
[81] Citado por At Tabarani.
[82] Una práctica de belleza entre los árabes preislámicos.
[83] Lo citó Muslim.
[84] Al Bahí al Juli. "La mujer, entre la casa y la sociedad", 2a ed., p. 105.
[85] Lo relató Abu Daúd, de buena fuente.
[86] Fathu al Bar¡, bajo la explicación del hadiz de Ibn Mas'ud en el capítulo "removedores de cejas".
[87] Lo citó Al Bujari, en su libro "La vestimenta, en el capítulo titulado "Añadiendo al cabello".
[88] Lo citó Al Bujari.
[89] Lo narra un buen número de Sahabis (compañeros y discípulos del Profeta).
[90] Fath Al Bar¡, en el capítulo titulado "Añadiendo al cabello'.
[91] Citado en Fathul Bar¡, del relato de Abu Daúd.
[92] Fathul Bari.
[93] Lo citó Al Bujarí, en el capítulo "tiñéndose el pelo" en su libro 'Ta vestimenta".
[94] Fathul Bari, explicando el hadiz anterior.
[95] Lo citó Ibn Abu'Asim en el libro "Tiñéndose el pelo".
[96] Mencionado en Fathul Bar¡.
[97] Un autor del siglo XII que escribió un libro sobre los atributos del Profeta (B y P).
[98] Fathul Bari, en el capitulo titulado “dejándose la barba”.
[99] Lo citó Abu Daúd, del relato de Omar.
[100] Del Libro “Kitab Iqtidá as Sirat al Mustaqim”.

 

 

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