Libro de la Salat-8


Como se prescribió el salat la noche del isrâ’

228. Anas bin Mâlik dijo: ‘Abû Dharr relató que el Mensajero de Dios (B y P) dijo: «Cuando yo estaba aún en Makka, se abrió el techo de mi casa, bajó Ÿibrîl y me abrió el pecho; Luego me lo lavó con agua de Zamzam , luego trajo un cáliz de oro lleno de sabiduría y fe, lo vació en mi pecho y luego lo cerró. Después, me tomó por la mano y me hizo ascender con él al cielo más cercano (al mundo terrenal). Cuando llegué al cielo más cercano Ÿibrîl dijo a su custodio: ‘Abre la puer- ta’. El custodio preguntó: ‘¿Hay alguien contigo?’ Ÿibrîl respondió: ‘Sí, está conmigo Muhammad (B y P)’. El custodio pregunta: ‘¿Ha sido llamado?’ Ÿibrîl respondió: ‘Si’. Cuando abrió el Portal pa- samos sobre el cielo más cercano. Vimos un hom- bre sentado; a su derecha había mucha gente y a su izquierda mucha gente también. Cuando mi- raba a su derecha reía y cuando miraba a su iz- quierda lloraba: Dijo: ‘¡Bienvenido, piadoso pro- feta y piadoso hijo!’ Pregunté a Ÿibrîl: ‘¿Quién es éste?’ Respondió: ‘Este es Adán y las multitudes a su derecha y a su izquierda son las almas de sus descendientes. Los que están a su derecha son la gente del Paraíso y los que están a su izquierda son la gente del Infierno; así pues, cuando mira a su derecha ríe y cuando mira a su izquierda llora’. Después me llevó con él y ascendimos al segun- do cielo. Dijo a su custodio: ‘¡Abre!’ Y el custodio dijo lo mismo que dijo el primero y abrió el por- tal»’. Anas añadió: ‘Abû Dharr, mencionó que el Profeta encontró en los cielos a Adán, Enoc, Moi- sés, Jesús y Abraham (la Paz sea con todos ellos) y no especificó sobre sus posiciones en los cielos. Sin embargo (Abû Dharr mencionó que el Pro- feta (B y P) mencionó haber encontrado a Adán en el cielo más cercano y a Abraham el sexto cie- lo. Anas añadió: ‘Cuando Ÿibrîl llevó al Profeta (B y P) ante Enoc éste le dijo: ‘¡Bienvenido! Her- mano piadoso y profeta piadoso!’ (luego el rela- tó sigue en primera persona de boca del Profeta) pregunté: ‘¿Quién es él?’ (Ÿibrîl) dijo: ‘Es Enoc’. Luego pasé por donde estaba Moisés; él dijo: ‘¡Bienvenido! Hermano piadoso y profeta piado- so’. Pregunté: ¿Quién es él? (Ÿibrîl) me dijo: ‘Es Moisés’. Luego pasé por donde está Jesús; él dijo: ‘¡Bienvenido! Hermano piadoso y profeta piado- so’. Pregunté: ‘¿Quién es él?’ Me dijo: ‘Es Jesús’. Luego pasé por donde estaba Abraham; él dijo: ‘¡Bienvenido! Hijo piadoso y profeta piadoso’. Pregunté: ‘¿Quién es éste?’ Me dijo: ‘Es Abraham’’. Ibn ‘Abbâs y Abû Habba Al-Ansârí dijeron: ‘Dijo el Profeta (B y P): «Luego se me hizo ascender hasta aparecer en un nivel donde pude oir el mur- mullo de los cálamos»’. Anas Ibn Mâlik dijo: ‘El Profeta (B y P) dijo: «Y Dios prescribió cincuenta oraciones sobre mi nación: Y volví con ello; hasta que pasé donde está Moisés, quien me preguntó: ‘¿Qué te prescribió Dios para tu nación?’. Le res- pondí: ‘Prescribió cincuenta oraciones (diarias)’. Me dijo: ‘Vuelve a tu Señor, pues tu nación no po- drá soportarlo. Así que volví ante mi Señor y El me redujo (las oraciones) a la mitad. Volví ante Moisés y le dije: ‘Me redujo la mitad’; él me dijo: ‘Vuelve ante tu Señor, pues tu nación no soporta- rá eso’. Así que volví ante mi señor y me redujo la mitad. Volví a Moisés y me dijo: ‘Vuelve a tu Se- ñor’. Volví ante Dios y Él dijo: ‘Serán cinco y (va- len) cincuenta. No cambiará mi palabra’. Cuando volví a Moisés, me dijo ‘Vuelve ante tu Señor’. Le respondí: «Tengo vergüenza de mi Señor». Luego (Ÿibrîl) me llevó hasta el Loto del Límite (Sidrat al Muntaha) que estaba cubierto de colores que no puedo describir. Luego, se me introdujo al Pa- raíso y encontré pequeñas paredes hechas de per- las y su tierra es de almizcle»’.

 

 

229. ‘Âisha, madre de los creyentes. Dijo: ‘Cuando Dios prescribió la oración, mandó que fuese (compuesta por) dos rak‘ât, tanto en viaje como en la residencia. La oración del viajero se mantuvo así y se aumento la del residente’.

 

II • La obligación de orar con ropa

230. ‘Umar bin Abi Salama relató que el Pro- feta (B y P) rezó con una sola vestimenta a la cual cruzó los extremos.

 

III • La oración envuelto en una sola prenda de vestir

231. Umm Hâni bint Abi Tâlib relató:... (Ver el Hadiz 199).

232. En este relató Umm Hâni dijo: ‘...El Pro- feta (B y P) rezó ocho rak‘ât mientras vestía una sola pieza de tela; cuando terminó, le dije: ‘¡Men- sajero de Dios! Mi hermano dijo que mataría a alguien a quien yo he dado asilo; es fulano hijo de Hubayra’. El Profeta (B y P) dijo: «Damos asilo a quien tú has dado asilo»’. Umm Hâni agregó: ‘Eso fue antes del mediodía’.

233. Abû Huraira relató que alguien preguntó al Mensajero de Dios sobre (la legalidad de) re- zar con una sola prenda de vestir. El Mensajero de Dios (B y P) respondió: «¿Y es que cada uno de vosotros posee dos prendas?».

 

IV • Si alguien reza vistiendo una sola prenda debe cubrir con ella sus hombros

234. Abû Huraira relató que el Profeta (B y P) dijo: «Que no rece ninguno de vosotros vistiendo una sola pieza de tela y sin ponerse algo sobre los hombros».

235. Abû Huraira dijo: ‘Doy testimonio de que oí al Mensajero de Dios decir: «Quien rece vis- tiendo una sola pieza de tela que cruce sus puntas (sobre sus hombros)»’.

 

V• Si la prenda de vestir es apretada

236. Sa‘îd bin Al-Hâriz relató que Ÿâbir dijo: ‘Salí con el Profeta (B y P) en uno de sus viajes; cuando fui a verlo por la noche, por algún asun- to, lo encontré rezando. Yo vestía una sola pieza de tela; me cubrí los hombros con ella y recé a su lado. Cuando él terminó la oración, pregun- tó: «Ÿâbir ¿Qué te trajo aquí?» Yo le dije lo que necesitaba; cuando terminé me dijo: «¿Qué for- ma de cubrirse es la que he visto?» Yo le dije: ‘Es que tengo una sola prenda de vestir’. El me dijo: «Si la prenda de vestir es grande y amplia, cúbre- te enrollándola alrededor de tus hombros; y si es apretada, pues enróllala alrededor de tu cintura solamente»’.

237. Sahl dijo: ‘Había hombres entre los que rezaban junto al Profeta (B y P), que lo hacían con sus túnicas atadas al cuello, como lo hacen los ni- ños. Entonces, se les decía a las mujeres que no levanten su cabeza hasta que los hombres estén completamente sentados’.

 

VI • La oración vistiendo un jubón sirio (hecho por incredulos)

238. Al-Mughîra bin Shu‘ba dijo: ‘Estaba con el Profeta (B y P) en un viaje cuando él me dijo: «¡Mughîra! Toma este recipiente de agua». Yo tomé el recipiente y él se alejó hasta que desapare- ció. Hizo pues, sus necesidades y (recuerdo que) tenía puesto un jubón sirio. (Luego) trató de sacar sus brazos por las mangas pero estaban estrechas, así es que las sacó por debajo. Le vertí (el agua) y se hizo la ablución para la oración; se pasó la mano húmeda sobre sus medias y luego rezó’.

 

VII • Es detestable estar desnudo durante la oración

239. Ÿâbir bin ‘Abdullah relató que el Mensaje- ro de Dios (B y P) estaba cargando piedras junto con la gente (de Makka) para (reparar) la Ka‘ba y vestía sólo un izâr alrededor de su cintura. Su tío, Al-‘Abbâs, le dijo: ‘¡Sobrino! ¿Y si te sacas tu izâr y lo pones sobre tus hombros debajo de las pie- dras?’ El Profeta (B y P) se sacó el izâr y lo puso sobre sus hombros, pero cayó inconsciente; desde entonces no lo vimos nunca más desnudo’.

 

VIII • El ‘awra que se debe cubrir

240. Abû Sa‘îd Al-Judri dijo: ‘El Mensajero de Dios (B y P) prohibió arroparse estrechamente (sin poder después sacar los brazos o dar pasos largos) y sentarse con las piernas dobladas con- tra el abdomen mientras se viste una sola pieza de tela y no se cubre con algo las partes íntimas’.

241. Abû Huraira dijo: ‘El Profeta (B y P) pro- hibió dos tipos de venta: Al-limâs y Al-Nibâdh . También prohibió sentarse con los brazos alrede- dor de las piernas flexionadas y las rodillas contra el pecho mientras se viste una sola prenda y no se cubre la intimidad con nada; y prohibió ceñirse el cuerpo con ropa apretada que obstruya el movimiento de brazos y piernas’.

242. Abû Huraira relató: ‘Abû Bakr me en- vió, en aquella peregrinación , como pregonero el día del sacrificio para hacer el siguiente anun- cio: ‘Ningún politeísta podrá hacer la Peregrina- ción después de este año y no podrá realizar el tawâf nadie desnudo’. Luego, el Profeta (B y P) en- vió a ‘Alí con nosotros para que recitara la sura ‘al Barâ‘a’ (Al-Tawba, sura 9) para la gente’.

Abû Huraira añadió: ‘ ‘Alí pregonó con noso- tros a toda la gente de Mina el día del sacrificio: ‘Ningún politeísta podrá hacer la Peregrinación después de este año y no hará el tawâf nadie des- nudo’.

 

IX • Lo que se menciona sobre el muslo

243. Anas relató: ‘El Mensajero de Dios (B y P) invadió Jaybar. Rezamos la oración del alba cuando aún estaba oscuro. Luego, el Profeta de Dios montó y montó Abû Talha; yo compartía la mon- tura con Abû Talha. El Profeta de Dios (B y P) aceleró el paso por el sendero a Jaybar y mi ro- dilla tocaba el muslo del Profeta de Dios (B y P); luego, su izâr se levantó descubriendo su muslo hasta que vi la blancura del muslo del Profeta de Dios (B y P). Cuando entró en la población gri- tó: «¡Dios es el más grande! Jaybar está perdida. Cuando atacamos a una nación ¡Qué mala ma- ñana espera a los advertidos!» Lo dijo tres veces. Cuando la gente salía a sus labores (vieron a los musulmanes y) dijeron: ‘¡Muhammad y el ejér- cito!’ Anas añadió: ‘Y conquistamos Jaybar por la fuerza y reunimos botín y cautivos. Entonces, vino Dahiya y dijo: ‘¡Profeta de Dios! Dame una esclava de entre los cautivos’. El Profeta (B y P) le dijo: «Ve y toma una esclava». Y tomó a Safîyya bint Huyay. Luego vino un hombre ante el Profe- ta (B y P) y le dijo: ‘¡Profeta de Dios! A Dahiya le diste a Safiyya bint Huyay, señora de Quraydha y Nadhîr. Sólo tú la mereces’. El Profeta (B y P) dijo: «Llamadlo y que venga con ella». Cuando llegó con ella, el Profeta (B y P) la vio y dijo a Dahiya: «¡Toma otra esclava de entre los cautivos!». Anas añadió: Y el Profeta (B y P) la liberó y se casó con ella. Su dote fue la misma liberación. Mientras estaban en el camino, Umm Sulaym preparó a la novia y la llevó ante el Profeta (B y P) por la no- che ya como su esposa. El Profeta (B) amaneció, pues, casado, y dijo: «Quien tenga algo (de comi- da para celebrar) que lo traiga». Se extendió, pues, un mantel de cuero y unos trajeron dátiles, otros mantequilla. (Uno de los narradores añadió: Me parece recordar que Anas mencionó el sawîq) Y prepararon un plato de hays. Y este fue el banque- te matrimonial del Mensajero de Dios (B y P).

 

X• Con cuantas ropas puede rezar la mujer

244. ‘Âisha dijo: ‘El mensajero de Dios (B y P) solía rezar la oración del alba y algunas mujeres creyentes solían asistir a la oración con él cubiertas en sus velos; luego regresaban a sus casas sin que nadie las reconozca’.

 

XI • Si una persona realiza la ora- ción vistiendo ropa con imágenes

245. ‘Âisha dijo: ‘El Profeta (B y P) rezó vis- tiendo una túnica con imágenes. Durante la ora- ción observó las imágenes. Cuando terminó la oración dijo: «Llevad ésta mi túnica a Abû Yahm. Y traedme la Anbiÿaníya de Abû Yahm. Esta mi túnica distrajo mi atención de la oración»’.

 

XII • Si alguien hace la oración vistiendo ropa con cruces o imágenes ¿queda anulada esta oración?

246. Anas relató que ‘Âisha tenía una corti- na con dibujos estampados con la cual había cu- bierto uno de los lados de su habitación. El Pro- feta (B y P) dijo: «Llévate esta tu cortina, pues sus imágenes aún están frente a mi (distrayéndome) en la oración».

 

XIII • Quien realiza la oración vistiendo un farrûÿ y después se lo quita

247. ‘Uqbah bin ‘Amir relató que al Profeta (ByP) se le regaló un farrûÿ de seda y él lo vis- tió para la oración. Cuando terminó la oración, se quitó bruscamente el farrûÿ, como si lo detestara, y dijo: «Esta no es la vestimenta de los piadosos».

La oración vistiendo ropa roja

248. Abû Ÿuhayfa dijo: ‘Vi al Mensajero de Dios (B y P) dentro de un toldo de cuero rojo y vi que Bilâl recogía el agua que goteaba de la ablu- ción del Mensajero de Dios (B y P). Y vi a la gente procurar impacientemente tomar un poco de esta agua. Quien obtenía un poco frotaba su cuerpo con ello; y quien no conseguía nada procuraba la humedad de las manos de los afortunados. Luego vi que Bilâl tomaba una vara con punta y la cla- vaba en el suelo. Luego vi al Profeta (B y P) salir recogiendo su capa roja. Dirigió la oración con la gente, rezando en dirección a la vara. Vi que la gente y los animales pasaban por detrás de la vara’.

 

XV • La oración sobre una azotea, un púlpito o sobre madera

249. Sahl bin Sa‘d fue preguntado: ‘¿De qué material se hizo el púlpito (del Mensajero) de Dios (B y P)?’ El respondió: ‘No queda nadie que sepa más de él que yo. Fue hecho de madera de tama- risco del bosque. Fulano, siervo de fulana, lo fa- bricó para el Mensajero de Dios (B y P). Cuando fue terminado e instalado, el Mensajero de Dios (B y P) se paró en él y dirigiéndose hacia la qibla, pronunció el takbîr. La gente se paró detrás de él; recitó (el Corán) y se inclinó y la gente se inclinó detrás de él. Luego se incorporó y dando un paso atrás, se bajó del púlpito y se prosternó en el sue- lo. Luego volvió al púlpito y recitó (el Corán) y se inclinó y se incorporó. Luego dio un paso atrás y se prosternó en el suelo. Y esto es todo lo que sé’.

 

XVI • La oración sobre una estera de palmas

250. Anas bin Mâlik relató que su abuela Mu- layka invitó al Mensajero de Dios (B y P) a una comida que le había preparado. El comió de ella y luego dijo: «Levantaos, pues os dirigiré en la oración». Anas añadió: ‘Me levanté y fui por una estera que teníamos, que se había ennegrecido por el uso prolongado, y la enjuagué con agua. El Mensajero de Dios (B y P) se puso de pie; el huérfano y yo nos formamos detrás de él y la anciana se paró detrás de nosotros. El Mensajero de Dios (B y P) nos dirigió en dos rak‘ât y luego se retiró’.

 

XVII • Hacer la oración sobre el lecho

251. ‘Âisha relató: ‘Solía dormir frente al Men- sajero de Dios (B y P) (mientras rezaba por la no- che) y mis piernas quedaban entre él y la qibla. Cuando se prosternaba empujaba mis piernas y yo las plegaba; cuando se incorporaba yo las es- tiraba’. Y añadió: ‘En esa época las casas aún no tenían luminarias’.

252. ‘Âisha relató que cuando el Mensajero de Dios (B y P) rezaba, ella solía quedar (acosta- da) entre el y la qibla sobre su lecho matrimonial, como si fuese el cuerpo en una oración fúnebre.

 

XVIII • La prosternación sobre una tela por el calor fuerte

253. Anas bin Mâlik dijo: ‘Rezábamos con el Profeta (B y P) y algunos de nosotros solían colo- car el extremo de sus vestimentas en el punto de la prosternación por causa del calor intenso’.

 

XIX • La oración con los zapatos puestos

254. Sa‘îd bin Yazîd Al-Azdi dijo: ‘Pregunté a Anas bin Mâlik: ‘¿Solía rezar el Profeta (B y P) con sus zapatos puestos?’ El respondió: ‘Sí’ ’.

 

XX • Hacer el salat vistiendo medias de cuero (juff)

255. Hammân bin al Hâriz dijo: ‘Vi que Ÿarîr bin ‘Abdullah orinó y luego hizo la ablución; y se pasó las manos mojadas sobre sus medias de cue- ro. Luego se levantó e hizo el salat. Cuando se le preguntó, él respondió: ‘Vi al Profeta (B y P) ha- cer así». La gente aprobaba este relató pues Ÿarîr fue una de las últimas personas en islamizarse.

 

XXI • Mostrar las axilas y alejar los codos de los costados en el suÿûd

256. ‘Abdullah bin Mâlik bin Buhayna relató que el Profeta (B y P) solía apartar sus brazos de sus costados hasta que se veía la blancura de sus axilas.

 

XXII • El beneficio de orientarse hacia la qibla

257. Anas Ibn Mâlik dijo: ‘El Mensajero de Dios (B y P) dijo: «Quien hace la oración como nosotros, se orienta hacia nuestra qibla y come de nuestros degüellos, ése es, pues, el musulmán, que goza de la protección de Dios y la protección de su Mensajero. No traicionéis, pues, a Dios, al trai- cionar su protección»’.

 

XXIII • Las palabras de Dios: y cuan- do hicimos de la casa lugar de reunión y de refugio para los hombres. Y: ‘¡haced del lugar de Abraham un oratorio!’ y con- certamos una alianza con Abra- ham e Ismael: que purificaran Mi Casa para los que dieran las vueltas, para los que acudieran a hacer un retiro, a inclinarse y a prosternarse (2:125)

258. ‘Amru bin Dinâr dijo: ‘Pregunté a Ibn ‘Umar sobre un hombre que hizo el tawâf alre- dedor de la Ka‘ba en la ‘umra y no hizo el sa‘i en- tre Al-Safa y Al-Marwa ¿Puede tener relaciones sexuales con su esposa?’ Respondió: ‘El Profeta (B y P) llegó (a Makka) que hizo siete vueltas cir- cunvalares a la Ka‘ba; luego rezó dos rak‘ât detrás del lugar de Abraham y realizó el sa‘i entre Al- Safa y Al-Marwa. Y ciertamente que tenéis en el Mensajero de Dios (B y P) un buen ejemplo a seguir’.

259. Ibn ‘Abbâs dijo: ‘Cuando el Profeta (B y P) entró en la Ka‘ba rogó a Dios en cada uno de sus lados y no rezó hasta que salió de ella. Cuando sa- lió, rezó dos rak‘ât en dirección de la Ka‘ba y dijo: «Ésta es la qibla»’.

 

XXIV • Dirigirse hacia la qibla (en el salat) donde se encuentre

260. Al-Barâ’ (bin ‘Âzib) dijo: ‘El Mensajero de Dios (B y P) rezó hacia Jerusalén por dieciséis o diecisiete meses (solamente)’.

261. Ÿâbir dijo: ‘El Mensajero de Dios (B y P) solía rezar sobre su montura sin importar la di- rección en la que se dirigía. Si deseaba rezar algu- na oración obligatoria, descendía (del animal) y rezaba en la dirección de la qibla’.

262. Ibn Mas‘ûd dijo: ‘El Profeta (B y P) rezó –Ibrahim, quien relata de ‘Alqama, quien trans- mite de Ibn Mas‘ûd, dice: Y no sé si rezó más o menos de lo usual– y cuando terminó el salat se le preguntó: ‘¡Mensajero de Dios! ¿Se ha prescri- to algo nuevo en la oración?’ El dijo: «¿Y qué es eso?» Le dijeron: ‘Rezaste tanto y tanto’. Entonces, dobló sus piernas y se dirigió a la qibla e hizo dos prosternaciones y luego saludó (como cuando se termina la oración). Cuando se volvió hacia noso- tros, dijo: «Si se hubiese prescrito algo nuevo en el salat os lo hubiera indicado. Sin embargo, yo no soy más que un hombre como vosotros. Olvido como vosotros olvidáis. Si olvido algo; recordád- melo pues. Y si alguien duda de su oración, debe hacer lo que le parezca más correcto y terminarla según eso. Luego saludará y hará dos prosterna- ciones (por su olvido)».

 

XXV • Lo que nos llegó sobre la qibla y quien opina que no debe repetir la oración quien, por error, rezó en otra dirección fuera de la qibla

263. ‘Umar dijo: ‘Coincidí con mi Señor en tres cosas: Dije: ‘¡Mensajero de Dios (B y P)! ¿Y si adoptamos el lugar de Abraham para lugar de oración?’ Y fue revelada (la aleya): Y cuando hi- cimos de la Casa lugar de reunión y de refugio para los hombres. Y: ‘¡Haced del lugar de Abra- ham un oratorio!’ Y concertamos una alianza con Abraham e Ismael: Que purificaran Mi Casa para los que dieran las vueltas, para los que acu- dieran a hacer un retiro, a inclinarse y a proster- narse (2:125)’.

Y en la aleya del velo; dije: ‘¡Mensajero de Dios! ¿Y si ordenas que tus esposas se cubran con el velo? Por que les hablan los piadosos como los inmorales’; y fue revelada la aleya del velo. Y cuando las esposas del Profeta (B y P) se unieron en su contra, yo les dije: ‘Tal vez, si os divorcia, su Señor le dé, en lugar vuestro, esposas mejores que vosotras’; y descendió la aleya con las mismas palabras’ .

 

XXVI • Retirar el esputo de la mezquita con la mano

264. Anas dijo: ‘El Profeta (B y P) vio un espu- to en la (pared que da a la) qibla. Eso lo disgustó, hasta que se le notó en la cara. Se levantó, pues, y lo quitó con su mano; y dijo: «Cuando vosotros rezáis vuestro salat estáis hablando en privado con vuestro Señor y vuestro Señor está entre vosotros y la qibla. Por ello, ninguno de vosotros escupirá en dirección de la qibla; sin embargo, podrá ha- cerlo a su izquierda o bajo su pie». Luego tomó un extremo de su manto y escupió en él para luego doblarlo y decir: «O podrá hacer así»’.

 

XXVII • Nadie escupirá a su derecha durante el salat

265. Abû Huraira y Abû Sa‘îd relataron el mis- mo hadiz del esputo con la adición: «Y no escupi- rá a su derecha».

 

XXVIII • La expiación de escupir en la mezquita

266. Anas dijo: ‘El Profeta (B y P) dijo: «Escu- pir en la mezquita es un pecado y su expiación consiste en enterrarlo (el esputo)»’.

 

XXIX • Prédica del imâm a la gente so- bre la realización correcta de la oración y la mención de la qibla

267. Abû Huraira relató que el Mensajero de Dios (B y P) dijo: «¿Consideráis que mi rostro está dirigido hacia la qibla? ¡Por Dios! Vuestra su- misión y vuestras inclinaciones no están ocultas de mí. Yo os veo a mis espaldas».

 

XXX • ¿Es permitido decir: la mezquita de los Bani tal?

268. Ibn ‘Umar relató que el Mensajero de Dios (B y P) hizo competir a caballos adiestrados; la carrera era entre Al-Hafyâ’ y Zaniyyat al Wadá’. Los caballos no adiestrados debían correr entre Zaniyyat al Wadá’ y la mezquita de bani Zurayq. (Uno de los narradores añadió:) ‘Y ‘Abdullah Ibn ‘Umar fue uno de los que compitió’.

 

XXXI • La repartición (de bienes) y colgar un racimo de dátiles en la mezquita

269. Anas dijo: ‘Se le trajo al Profeta (B y P) bienes desde Bahrayn; dijo: «Separadlos por la mezquita». Este fue el mayor lote de bienes que el Profeta (B y P) jamás había recibido. Se dirigió, pues, a la oración y ni siquiera miró hacia los bie- nes. Después de terminar el salat, el Profeta (B y P) fue y se sentó cerca de los bienes y los distribuyó a todos los que vio en la mezquita. Entonces, lle- gó ante él Al-‘Abbâs y le dijo: ‘¡Dame Mensajero de Dios! Pues yo pagué rescate por mí y por ‘Aqîl’. El Mensajero de Dios (B y P) le dijo: «Toma». Al- ‘Abbâs llenó su manto con cosas y trató de levan- tarlo pero no pudo, entonces dijo: ‘¡Mensajero de Dios! Manda a alguien que me ayude a levantarlo’. El Mensajero de Dios (B y P) se rehusó. Enton- ces le dijo: ‘Ayúdame, entonces, tú a levantarlo’. El Mensajero de Dios (B y P) se rehusó. Entonces echó un poco de lo que había tomado y luego se echó el bulto sobre sus hombros y se fue. El Men- sajero de Dios (B y P) lo siguió con la mirada hasta que lo perdió de vista; estaba muy sorprendido por su ambición. El Mensajero de Dios (B y P) no se levantó, pues, hasta que se distribuyó la última moneda’.

 

 

Las mezquitas en las casas

270. Mahmûd Ibn Rabî‘ Al-Ansârí relató que ‘Itbán Ibn Mâlik , uno de los sahabas del Mensajero de Dios (B y P) y uno de los ansâríes que tomaron parte de la batalla de Badr, dijo: ‘Fui ante el Mensajero de Dios (B y P) y le dije: Tengo la vista débil y dirijo a mi gente en la oración. Cuando caen las lluvias corre (el agua por) el valle que me separa de ellos y no puedo llegar a su mezquita para dirigirlos en la oración. ¡Mensajero de Dios!

Quisiera que vengas a mi casa y reces en ella, así yo tomo el lugar (donde lo hagas) como musa-llâ’ . Mahmûd añadió: ‘El Mensajero de Dios (B y P) vino con Abû Bakr al día siguiente cuando el sol ya estaba alto; pidió permiso para entrar y se lo concedí. No tomó asiento después de entrar en la casa sino que me dijo: «¿Dónde te gustaría que rece en tu casa?» Yo le indiqué un lado de la casa y él se paró allí y pronunció el takbîr; todos nos alineamos detrás de él y ofrecimos dos rak‘ât en oración y terminamos con el taslîm. Le pedimos que se quede a compartir una Jazîra que le había- mos preparado. Mucha gente de nuestra familia se reunió en la casa; uno de ellos dijo: ‘¿Dónde está Mâlik Ibn Al-Dujaishin –o Al-Dujshun–?’ Algunos respondieron: ‘¡Ese es un hipócrita que no ama a Dios y a su Mensajero!’ El Mensajero de Dios (B y P) dijo: «No digas eso ¿No ves que ha dicho: No hay Dios sino Dios con la sola in- tención de agradar a Dios?» El hombre dijo: ‘Dios y Su Mensajero saben más. Lo hemos visto ayu- dando y aconsejando a los hipócritas’. El Mensa- jero de Dios (B y P) dijo: «Pues, Dios salvará del Fuego a quienes dicen: La ilâha illa Allah con la única intención de agradar a Dios».

 

XXXIII • ¿Es permitido excavar las tum- bas de los politeístas de la ÿahiliya y usar el lugar para hacer una mezquita?

271. ‘Âisha dijo: ‘Umm Habîba y Umm Salama mencionaron una mezquita que vieron en Etio- pía en la cual había imágenes. Le dijeron al Pro- feta (B y P) y él dijo: «Esos, si un hombre piadoso muere entre ellos, construyen un templo sobre su tumba y hacen en él tales imágenes. Esos serán las peores criaturas ante Dios en el Día de la Re- surrección»’.

272. Anas dijo: ‘Cuando el Profeta (B y P) lle- gó a Medina se quedó en la parte alta de la ciu- dad, con la tribu denominada Banu ‘Amrû bin ‘Awf. Con ellos estuvo el Profeta (B y P) catorce noches; luego llamó a los Banu Al-Naÿÿâr y ellos llegaron portando sus espadas. Aún me parece ver al Profeta en su montura, Abû Bakr montaba detrás de él y a los Banu Al-Naÿÿar alrededor de ellos; hasta que llegaron a desmontar en el patio de la casa de Abû Ayyûb. El Profeta (B y P) gus- taba de rezar donde le alcanzara el tiempo de la oración, a veces hasta rezaba en los corrales de las ovejas. Luego, mandó construir una mezqui- ta; llamó a algunos notables de Banu Al-Naÿÿár y les dijo: «¡Banu Al-Naÿÿâr! Ponedme un precio para este terreno cercado vuestro». Ellos respon- dieron: ‘¡No! ¡Por Dios! No pediremos su costo sino de Dios». Anas añadió: ‘Había algunas tum- bas de politeístas, algunas ruinas y palmeras. El Profeta (B y P) ordenó que se excaven las tumbas, que se nivele el suelo todo y se corten las palme- ras. Los troncos de las palmeras se levantaron en la dirección de la qibla (formando una pared) y a los lados se hicieron paredes de piedra. Los sa- habas traían las piedras mientras entonaban ver- sos y el Profeta (B y P) los acompañaba dicien- do: «¡Oh Dios! No hay bien alguno fuera de la Otra Vida; perdona, pues, a los ansâríes y a los muhâÿirûn»’ .

(4) Los que emigraron a Medina por la causa de Dios.

 

XXXIV • El salat en el lugar donde se tienen camellos

273. Nâfi’ dijo: ‘Vi a Ibn ‘Umar rezando con su camello frente a él; dijo: ‘Vi al Profeta (B y P) ha- cer lo mismo»’’.

 

XXXV • Quien reza teniendo frente a el un horno, un fuego o cualquier otra cosa de las que se solía adorar, con la intención de ha- cerlo por la sola complacencia de Dios

274. Anas dijo: ‘El Profeta (B y P) dijo: «Mien- tras rezaba el fuego fue expuesto ante mí»’.

 

XXXVI • Es desaconsejable realizar el salat en los cementerios

275. Ibn ‘Umar dijo: ‘El Profeta (B y P) dijo: «Realizad algunas de vuestras oraciones volunta- rias en vuestras casas; no hagáis de vuestras casas cementerios»’.

 

XXXVII

276. ‘Âisha y ‘Abdullah Ibn ‘Abbâs relataron: ‘Cuando le llegaron los momentos postreros al Mensajero de Dios (B y P), empezó a cubrirse el rostro con una manta de lana que tenía. Cuando sintió calor y le faltó el aire, descubrió su rostro y dijo: «Dios ha privado de Su Providencia a los ju- díos y cristianos que construyeron sobre las tum- bas de sus profetas lugares de culto» advirtiendo (a los musulmanes) sobre lo que hicieron’.

 

XXXVIII • Una mujer durmiendo (o residiendo) en la mezquita

277. ‘Âisha relató: ‘Había una esclava negra que pertenecía a una tribu árabe. Esta tribu la li- beró pero ella se quedó con ellos. (La esclava li- berta) Dijo: ‘Una vez, una chica de ellos, salió con una banda de cuero rojo decorada con piedras preciosas. Esta banda se le cayó o la dejó en algún lugar. Un gavilán pasó por allí, la vio tirada y pensando que era un pedazo de carne, se la llevó volando. Esa gente la buscó pero no la pudieron encontrar y me acusaron de haberla robado. Em- pezaron a revisarme e incluso revisaron mis par- tes íntimas. ¡Por Dios! Mientras yo me encontra- ba así con ellos, el mismo gavilán pasó volando y soltó la banda entre ellos. Yo les dije: ‘Esto es por lo que me acusabais, así creísteis pero yo soy ino- cente y así es.’» ‘Âisha añadió: ‘La esclava fue ante el Mensajero de Dios (B y P) y se islamizó. Tuvo una tienda o una pequeña habitación dentro de la mezquita. Solía venir a mí y conversar conmi- go; y cada vez que se sentaba conmigo decía: ‘El día de la banda fue uno de los milagros de nues- tro Señor. Ciertamente El me rescató de entre los incrédulos’. Y yo le pregunté: ‘¿Qué es lo que pasa contigo? Cada vez que te sientas conmigo dices eso’ y ella me contó esta historia’.

XXXIX • Hombres durmiendo en la mezquita

 

278. Sahl Ibn Sa‘d dijo: ‘El Mensajero de Dios (B y P) llegó a la casa de Fâtima y no encontró a ‘Alí allí. Dijo: «¿Dónde está el hijo de tu tío pater- no?» Ella respondió: ‘Sucedió algo entre él y yo y se enojó conmigo. Salió y no ha dormido su sies- ta conmigo’. El Mensajero de Dios (B y P) dijo a un hombre que lo busque. El hombre volvió di- ciendo: ‘¡Mensajero de Dios! Está durmiendo en la mezquita’. El Mensajero de Dios (B y P) fue allá y lo encontró echado; su manto se le había caído a un lado y él estaba cubierto de tierra. El Men- sajero de Dios (B y P) empezó a quitarle la tie- rra mientras le decía: «Levántate entierrado (Abû Turâb) . Levántate entierrado»’.

 

XL • Cuando uno entra en la mezquita debe rezar dos rak ‘ât antes de sentarse

279. Abû Qatâda Al-Sullami dijo que el men- sajero de Dios (B y P) dijo: «Si uno de vosotros entra en una mezquita debe rezar dos rak‘ât antes de sentarse».

 

XLI • La construcción de la mezquita del Profeta (B y P)

280. ‘Abdullah bin ‘Umar relató: ‘En la época del Mensajero de Dios (B y P) la mezquita (del Profeta) estaba hecha de adobes, su techo era de hojas de palmera y sus columnas eran troncos de palmera. Abû Bakr no le aumentó nada. ‘Umar si la extendió y lo hizo con los mismos materia- les usados en la época del Profeta (B y P): Ado- bes, hojas de palmera y las columnas las hizo de madera. Luego, ‘Uzmân la cambió y le hizo una ampliación grande. Hizo sus paredes con piedras grabadas y mezcla e hizo las columnas de piedra grabada y el techo con madera de teca’.

XLII • La cooperación para construir la mezquita

 

281. Abû Sa‘îd Al-Judrî relató que un día es- taba predicando y llegó a mencionar la construc- ción de la mezquita; entonces dijo: ‘Cargábamos los adobes uno por uno y ‘Ammâr los cargaba de dos en dos. El Profeta (B y P) lo vio y, mientras quitaba la tierra de su cuerpo, le dijo: «¡Que Dios se apiade de ‘Ammâr! Lo matará una facción re- belde. El los invitará al Paraíso y ellos lo invita- rán al Fuego». ‘Ammâr decía: ‘Me refugio en Dios contra las atribulaciones’.

 

XLIII • Quien construye una mezquita

282. ‘Ubaydullah Al-Jawlani dijo: ‘Vi a ‘Uzmân bin ‘Affân diciendo cuando la gente disputaba in- tensamente sobre su intención de reconstruir la mezquita del Mensajero de Dios (B y P): ‘Habéis hablado demasiado y yo he oído al Profeta (B y P) decir: «Quien construye una mezquita con la in- tención de obtener la complacencia de Dios, Dios le construirá un lugar similar en el Paraíso»’’.

 

XLIV • Sujetar las flechas por la punta cuando se pasa por la mezquita

283. Ÿâbir bin ‘Abdullah pasó a través de la mezquita cargando flechas. El Mensajero de Dios (B y P) le dijo: «Sujétalas por sus puntas».

 

XLV • Pasar a traves de la mezquita es permitido

284. Abû Mûsâ Al-Ash‘arí dijo que el Profe- ta (B y P) dijo: «Quien pasa a través de nuestras mezquitas o nuestros mercados sujetando flechas que lo haga sujetándolas por sus puntas; no sea que vaya a lastimar con ellas a un musulmán».

XLVI • La poesía dentro de la mezquita

285. Hassân bin Zâbit Al-Ansâri relató que preguntó a Abû Huraira: ‘¡Por Dios! ¿Oíste al Profeta (B y P) decir: «¡Hassân! Sal en defensa del Mensajero de Dios! ¡Oh Dios! Ayúdalo con el Es- píritu Santo»?’. Abû Huraira dijo: ‘Sí’.

 

XLVII • Lanceros dentro de la mezquita

286. ‘Âisha relató: ‘Un día vi al Mensajero de Dios en la puerta de mi habitación mientras los etíopes estaban en la mezquita (exhibiendo sus habilidades con las lanzas). El Mensajero de Dios (B y P) me cubría con su manto mientras yo les veía hacer sus malabares’.

En otra versión dice: ‘Mientras ellos jugaban con sus lanzas’.

 

XLVIII • Exigir a un deudor que pague sus deudas y abordarlo en la mezquita

287. Ka‘b bin Mâlik relató que exigió a Ibn Hadrad que le pague una deuda que contrajo en la mezquita. Las voces se alzaron hasta que las oyó el Mensajero de Dios (B y P) desde su casa. Salió a verlos levantando la cortina de su habita- ción y dijo: «¡Ka‘b!» El respondió: ‘Respondo tu llamado Mensajero de Dios’. El Profeta (B y P) ledijo: «Redúcele a este tu deuda» y le señaló la mi- tad. El dijo: ‘Ya lo hice Mensajero de Dios’. Dijo, entonces (a Ibn Abi Hadrad): «Levántate, pues, y paga tu deuda».

 

XLIX • Barriendo la mezquita y reco- ger los trapos, la suciedad y los palos

288. Abû Huraira relató: ‘Un hombre negro o una mujer negra solía limpiar la mezquita y mu- rió. El Profeta (B y P) preguntó por él y le dijeron: ‘Murió’. El dijo: «¿Por qué no me habéis informa- do? Mostradme su tumba». Así que fue a su tum- ba y realizó la oración (funeraria) por ella’.

 

L• La prohibición de comerciar con el licor se dio en la mezquita

289. ‘Âisha relató: ‘Cuando las aleyas de la sura de la vaca sobre la usura fueron reveladas, el Pro- feta (B y P) fue a la mezquita y las recitó a la gen- te; luego prohibió el comercio del licor’.

 

LI • El prisionero o el deudor amarrado en la mezquita

290. Abû Huraira relató que el Profeta (B y P) dijo: «Anoche un gran demonio de entre los ge- nios (Al-ÿinn) vino a interrumpirme en mis ora- ciones –o algo así– y Dios me permitió vencerlo. Quise, pues, amarrarlo a uno de los pilares de la mezquita, para que, al levantaros en la mañana, le veáis todos. Entonces recordé las palabras de mi hermano Salomón: ‘¡Señor!’ dijo. ‘¡Perdóname y regálame un dominio tal que a nadie después de mí le esté bien. Tú eres el Munífico’ (38:35)».

 

LII • Una carpa dentro de la mezqui- ta, para enfermos y similares

291. ‘Âisha relató que el día de (la batalla de) la trinchera Sa‘d (bin Mu‘âdh) fue herido en la arteria –o la vena– principal de su brazo y el Profe- ta (B y P) levantó una tienda en la mezquita para cuidarlo de cerca. En la mezquita había también una tienda para los Banu Gaffár. Sorpresivamen- te, la sangre empezó a fluir hasta su tienda. Di- jeron: ‘¡Hey los de la tienda! ¿Qué es lo que nos llega de vosotros?’ (lo decían por Sa‘d). Encontra- ron que la herida de Sa‘d sangraba profusamente y Sa‘d murió en su tienda.

 

LIII • Introducir un camello en la mezquita por necesidad

292. Umm Salama dijo: ‘Me quejé ante el Men- sajero de Dios (B y P) de que estaba enferma. Me dijo: «Haz la circunvalación (Al-tawâf) por detrás de la gente montada (en el camello)». Y circunva- lé (la Ka‘ba); el Mensajero de Dios (B y P) estaba rezando al lado de la Ka‘ba recitando la sura (que empieza con): ¡Por el Monte! ¡Por una Escritura, puesta por escrito! (52:1-2)’.

 

LIV

293. Anas relató que dos sahabas del Profe- ta (B y P) salieron de donde el Profeta (B y P) en una noche oscura y eran precedidos (milagrosa- mente) por dos luces que alumbraban (el camino) delante de ambos. Cuando se separaron, una luz acompañó a cada uno de ellos hasta que llegó a su casa.

 

LV • Aljawja (una puertilla) y el pasillo en la mezquita

294. Abû Sa‘îd Al-Judrî relató que el Profeta (B y P) pronunció un sermón y dijo: «Dios dio a elegir a uno de sus siervos, entre lo que El tenía y la vida mundanal, y él eligió lo que Dios tiene (re- servado para sus siervos obedientes)». Abû Bakr lloró; yo me dije: ‘¿Por qué llora este anciano si Dios da a elegir a uno de sus siervos entre la vida mundanal y lo que El tiene reservado en la otra vida y él elige la Otra Vida?’ Aquel siervo era el Mensajero de Dios mismo. Abû Bakr sabía más que nosotros. El Profeta (B y P) dijo: «¡Abû Bakr! No llores» y añadió: «Abû Bakr es la persona que ha sido más generosa conmigo en su compañía y sus bienes. Si yo tomase un amigo allegado entre toda la humanidad con seguridad elegiría a Abû Bakr pero la hermandad y la amistad del Islam son suficientes. Cerrad todas las puertas que dan a la mezquita excepto la de Abû Bakr».

295. Ibn ‘Abbâs relató: ‘El Mensajero de Dios (B y P), durante su enfermedad fatal, salió con un paño amarrado alrededor de su cabeza y se sen- tó en el púlpito. Después de agradecer y alabar a Dios dijo: «Nadie me ha favorecido más con su vida y su fortuna que Abû Bakr bin Abi Quhâfa. Si yo fuese a tomar un amigo allegado segura- mente habría tomado a Abû Bakr; sin embargo, la hermandad del Islam es mejor. Cerrad todos los portillos que dan a esta mezquita excepto el de Abû Bakr»’.

 

LVI • Las puertas y cerraduras de la Ka‘ba y las mezquitas

296. Nâfi’ relata que ‘Abdullah bin ‘Umar dijo: ‘El Profeta (B y P) entró en Makka y llamó a ‘Uz- mân bin Talha y este abrió la puerta (de la Ka‘ba). Entró el Profeta (B y P) con Bilâl, Usâma bin Zaid y ‘Uzmân bin Talha, luego se cerró la puerta. Estu- vieron allí una hora y luego salieron. Yo me apre- suré a preguntar a Bilâl; él me dijo: ‘Rezó en ella’. Le dije: ‘¿Dónde?’ Me dijo: ‘Entre los dos pilares’. Y se me olvidó preguntarle cuántas (rak‘ât) rezó’.

 

LVII • Los círculos (de alabanza o estudio) y el sentarse en la mezquita

297. Ibn ‘Umar dijo: ‘Un hombre preguntó al Profeta (B y P), mientras estaba en el mimbar: ‘¿Qué opinas de la oración nocturna?’ El Profeta (B y P) dijo: «Se deben rezar (las rak‘ât) de dos en dos hasta que se tema la llegada del alba; entonces rezará una sola (rak‘a) que será el witr para las anteriores»’. Ibn ‘Umar solía decir también: ‘Ha- ced que el final de vuestra oración nocturna (Al- tahaÿÿud) sea una sola rak‘a impar (witr), pues el Profeta (B y P) mandó que sea así’.

 

LVIII • Echarse (de espaldas) en la mezquita

298. ‘Abdullah bin Zayd Al-Ansârî relató que vio al Profeta (B y P) acostado (de espaldas) en la mezquita cruzando una de sus piernas sobre la otra.

 

LIX • El salat en la mezquita del mercado

299. Abû Huraira relató que el Profeta (B y P) dijo: «La oración en grupo (salat ul-ÿamâ‘a) es 25 veces mejor (en recompensa) que la oración (solo) en su casa o la oración en su negocio (o tienda); pues si uno realiza bien la ablución, luego se dirige hacia la mezquita con la sola intención de hacer el salat, Dios lo eleva un grado y le borra un pecado por cada paso que da hasta que entra a la mezquita. Desde ese momento, se lo considera en oración mientras espera por la misma. Y los ángeles lo exaltan diciendo: ‘¡Oh Dios! Perdónalo, ten misericordia con él’, mientras él permanezca sentado en su lugar de oración y no emita vento- sidades allí».

 

LX • Entrecruzar los dedos en la mezquita y otros

300. Abû Mûsâ relató que el Profeta (B y P) dijo: «El creyente es para el creyente como los la- drillos de una pared firme, uno refuerza al otro» mientras entrecruzaba sus dedos.

301. Ibn Sirîn relató que Abû Huraira dijo: ‘El Mensajero de Dios (B y P) nos dirigió en una de las oraciones de la noche. Nos dirigió en dos rak‘ât y luego hizo el taslîm. Luego se levantó ha- cia una madera que estaba atravesada en la mez- quita y se apoyó en ella como si estuviese enojado. Puso su mano derecha sobre la izquierda y entre- cruzó sus dedos; luego puso su mejilla derecha sobre la parte superior de su mano izquierda. La gente con prisa salió por las puertas de la mezqui- ta. Se preguntaban si la oración había sido redu- cida. Entre ellos estaba Abû Bakr y ‘Umar, pero dudaban en preguntarle. Entre la gente había un hombre con las manos extremadamente largas, lo llaman Dhul yadayn (el de las dos manos); él dijo: ¡Mensajero de Dios! ¿Te olvidaste (de algo) o es que se ha reducido la oración?’ El Profeta (B y P) respondió: «No me he olvidado ni se ha reduci- do. ¿Es verdad como dice Dhul Yadayn?» Dijeron: ‘Sí’. Entonces, se adelantó y rezó lo que le faltaba, luego hizo el taslîm; luego pronunció el takbîr y se prosternó como hace en el suÿûd o más. Lue- go levantó su cabeza y pronunció el takbîr. Lue- go pronunció el takbîr y se prosternó como en el suÿûd o más. Luego levantó su cabeza y pronun- ció el takbîr, luego dijo el taslîm’.

 

LXI • Las mezquitas que había en los caminos de Medina y los lugares donde hizo el salat el Pro- feta (B y P)

302. ‘Abdullah bin ‘Umar relató que él rezaba en varios lugares del camino y decía que vio al Profeta (B y P) rezar en tales lugares.

303. Ibn ‘Umar relató que el Mensajero de Dios (B y P) solía detenerse en Dhil Hulayfa durante su peregrinación en el Haÿÿ o su visita a Makka (Al- ‘umra). Se detenía en Samura, en la mezquita de Dhul Hulayfa.

Cuando volvía de una expedición, en esa di- rección, o del peregrinaje o la ‘Umra, descendía por el fondo del valle y descansaba en Al-Bathá’, quedándose allí por la noche hasta que amanecía, no en la mezquita de Hiÿára, tampoco, tampoco en las colinas sobre las que está la mezquita. Allí había un remanso, donde ‘Abdullah rezaba, que tenía dunas abajo. El Mensajero de Dios (B y P) rezaba allí. Pero una inundación trajo el agua des- de Al-Bathá y cubrió enteramente el lugar donde rezaba ‘Abdullah.

304. Este es un relató similar al anterior en boca del mismo ‘Abdullah bin ‘Umar. Cita lugares donde rezaba el Profeta (B y P).

305. Este es un relato similar. 306. Este es un relato similar. 307. Este es un relato similar. 308. Este es un relato similar. 309. Este es un relato similar. 310. ‘Abdullah bin ‘Umar relató que, cuando

el Profeta (B y P) se aproximaba a Makka, solía desmontar en Dhi Tuwa y pasaba allí la noche.

El Profeta rezaba sobre el gran promontorio; no en la mezquita que se construyó allí sino un poco más abajo, sobre el promontorio.

311. Este es un relató similar de Ibn ‘Umar.

 

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