El Libro de agricultura-42
I• La virtud de la siembra y la plantación de árboles
1071. Anas bin Mâlik dijo: ‘El Mensajero de Dios (B y P) dijo: «A todo musulmán que planta un árbol o siembra una semilla se le contará como una caridad por cada ave, hombre o animal que coma de ello»’.
II • Se advierte contra las consecuencias de dedicarse excesivamente a las herramientas agrícolas o de transgredir los límites de Dios
1072. Se relata que Abû Umâma Al-Bâhili vio unas herramientas agrícolas y dijo: ‘Oí al Profeta (B y P) decir: «Cuando esto entra en la casa de al- guien Dios introduce la humillación en tal casa».
III • Adquirir un perro para (vigilar) los cultivos
1073. Abû Huraira dijo: ‘El Mensajero de Allah (B y P) dijo: «Quien mantiene un perro, pierde un qirât (kilate) de su recompensa cada día, ex- cepto por los perros de guardia en los sembradíos y los perros pastores»’.
1074. En otra versión dice: «Excepto el perro pastor, el de los sembradíos y el de caza».
1075. En otra versión dice: «Excepto el perro de caza y el pastor».
IV • El uso de bueyes para el arado
1076. Abû Huraira relató que el Profeta (B y P) dijo: «Cuando un hombre montaba sobre una vaca, esta se volteó y le dijo: ‘Yo no fui creada para esto, fui creada para el arado’». Y agregó: «Yo creo
en esto, junto a Abû Bakr y ‘Umar». Luego agregó: «Un lobo capturó una oveja y mientras el pastor lo perseguía, se volvió y le dijo: ‘¿Quién la cuidara el día en que no haya más pastor que yo?’» Y agre- gó: «Yo creo en esto, junto a Abû Bakr y ‘Umar». Abû Salama, uno de los narradores, dijo que Abû Huraira dijo: ‘Abû Bakr y ‘Umar no estaban presentes en ese momento’.
V• Si alguien dice: ayúdame a cuidar las palmeras
1077. Abu Huraira también dijo: ‘Los ansâríes dijeron al Profeta (B y P): ‘Divide nuestros pal- mares entre nosotros y nuestros hermanos (emi- grantes)’. El dijo: «No». Entonces dijeron: ‘Nos ayudaréis con nuestros palmares y compartire- mos con vosotros las frutas’. (Los emigrantes) di- jeron: ‘Oímos y obedecemos».
1078. Râfi‘ bin Jadîÿ dijo: ‘La mayoría de los habitantes de Medina éramos agricultores. Solía- mos rentar la tierra con la condición de dar al te- rrateniente (la cosecha de) una porción definida de la tierra’. Luego agregó: ‘A veces esa parte era afectada (por plagas y otras desgracias) y el resto quedaba a salvo; otras veces el resto era afectado y la parte del terrateniente quedaba a salvo. Así que se nos prohibió. En cuanto al oro y la plata; pues en esa época no se usaba (al rentar terrenos)’.
VI • La muzâra‘a por mitades
1079. ‘Abdullah bin ‘Umar relató que el Pro- feta (B y P) acordó con la gente de Jaybar que le entreguen la mitad de lo que produjera la tierra de frutas o vegetales. Solía darle a sus esposas cien wasq: ochenta wasq de dátiles y veinte wasq de cebada.
1080. ‘Abdullah bin ‘Abbâs relató que el Profe- ta (B y P) no prohibió la muzâra‘a sino que dijo: «Que uno de vosotros preste gratuitamente la tie- rra a su hermano es mejor a dársela a cambio de una parte especificada de la cosecha».
VII • Al-awqâf de los sahabas y las tierras del jarâÿ y sus contratos de siembra compartida y otras transacciones
1081. ‘Umar dijo: ‘Si no me preocupase el fu- turo de los musulmanes habría repartido entre los soldados cada población conquistada, como hizo el Profeta (B y P) en Jaybar’ .
VIII • Quien cultiva las tierras inexplotadas sin dueño
1082. ‘Âisha relató que el Profeta (B y P) dijo: «Quien cultiva una tierra que no pertenece a nadie tiene más derecho a ser su dueño».
1083. ‘Abdullah bin ‘Umar dijo: «Umar expul- só a los judíos y los cristianos del Hiÿâz. Cuando el Mensajero de Dios (B y P) conquistó Jaybar quiso expulsar a los judíos de allí, pues la tierra se había convertido en propiedad de Dios, de Su Mensaje- ro y de los musulmanes. Cuando el Mensajero de Dios (B y P) quiso expulsar a los judíos de Jaybar ellos le dijeron que los deje quedarse y que ellos harían todas las labores agrícolas y entregarían la mitad de los frutos (al gobierno islámico). El Pro- feta (B y P) les dijo: «Os permitiremos quedaros con esa condición, por el tiempo que queramos». Y allí se quedaron hasta que ‘Umar los forzó a irse a Taimâ’ y Arîhâ».
IX • Los sahabas del Profeta (B y P) solían compartir sus sembradíos y sus frutos entre ellos de forma gratuita
1084. Râfi‘ bin Jadîÿ dijo: ‘Mi tío paterno, Dhu- hayr bin Râfi‘, dijo: ‘El Mensajero de Dios (B y P) nos prohibió algo que nos ayudaba’. Yo dije: ‘Lo que el Mensajero de Dios (B y P) haya dicho es verdad’. Mi tío dijo: ‘El Mensajero de Dios (B y P) me llamó y me dijo: «¿Qué hacéis con vuestros huertos?» Le dije: ‘Los arrendamos por un cuarto (de la cosecha) o unos awsuq de dátiles o cebada’. Me dijo: «No hagáis eso. Sembradla vosotros mismos, dejad que otros la cultiven gratis o dejadla sin cultivar». Yo dije: ‘Oímos y obedecemos’».
1085. Nâfi’ dijo: «Abdullah bin ‘Umar solía ren- tar sus tierras en la época de Abû Bakr, de ‘Umar, de ‘Uzmân y parte del gobierno de Mu‘âwiya. En esa época le llegó el relato de Râfi‘ de que el Pro- feta (B y P) había prohibido la renta de las tierras cultivables.’Abdullah bin ‘Umar fue ante Râfi‘, yo le acompañé, para preguntarle al respecto. Râfi‘ respondió que el Profeta (B y P) había prohi- bido arrendar las tierras cultivables.’Abdullah bin ‘Umar le dijo: ‘Sabes que nosotros solíamos arrendar nuestros cultivos en la época del Profeta (B y P) a cambio de la producción de la tierra jun- to a los arroyos y por ciertas porciones de cañas cortadas». (en algunos manuscritos dice: ...Por- ciones de higo (al tín) en vez de cañas cortadas (al tibn)).
1086. Sâlim dijo: «Abdullah bin ‘Umar dijo: ‘Yo sabía que la tierra se solía arrendar el la época del Mensajero de Dios (B y P)’. Luego temió‘Abdullah bin ‘Umar que el Profeta (B y P) haya dicho al res- pecto algo que él no haya sabido y dejó de arren- dar la tierra’.
X
1087. Abû Huraira relató que el Profeta (B y P) estaba hablando un día a la gente y ante él había un beduino; decía que un hombre de la Gente del Paraíso pedirá a su Señor permiso para cultivar. Su Señor le dirá: ‘¿No estás acaso entre los place- res que te gustan?’ Él dirá: ‘Claro que sí; pero es que me gusta cultivar’. El Profeta (B y P) dijo: «El hombre sembrará y la semilla germinará, salien- do una planta que en un instante crecerá y dará frutos listos para cosechar del tamaño de monta- ñas». Entonces el beduino dijo: ‘De seguro que el hombre es un qurayshí o un ansârí, pues ellos son agricultores; en cambio nosotros no somos agri- cultores’. El Profeta (B y P) sonrió por ello.
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