Haadith

El Libro de las características del Salat-12

 

I

425. ‘Abdullah bin ‘Umar relató que el Mensa- jero de Dios (B y P) solía levantar ambas manos al nivel de sus hombros para iniciar el salat y cuan- do pronunciaba el takbîr para inclinarse. Cuando se erguía de la inclinación hacía lo mismo y decía: sami‘ Allâhu liman hamidah; rabbanâ wa laka al hamd (Dios escucha a quien le alaba; Señor nues- tro Tuya es la alabanza). Y no lo hacía en las pros- ternaciones.

 

II • Situar la mano derecha sobre la izquierda (durante el salat)

426. Sahl bin Sa‘d relató: ‘A la gente se le orde- naba poner su mano derecha sobre su antebrazo izquierdo durante el salat’.

 

III • Qué se dice después del takbîr

427. Anas relató que el Profeta (B y P), Abû Bakr y ‘Umar iniciaban el salat con: Alabado sea Dios Señor de los mundos... (Al-Fâtiha: Cap. I del Corán)

428. Abû Huraira relató que el Mensajero de Dios (B y P) solía guardar silencio por un tiempo corto entre el takbîr y la recitación (del Fâtiha). Yo dije: ‘¡Mensajero de Dios! ¡Que mi padre y mi ma- dre sean sacrificados por ti! ¿Qué es lo que dices durante tu silencio entre el takbîr y la recitación?’ Me dijo: «Digo: Allahumma bâ‘id bayni wa bay- na jatayâya kamâ bâ‘adta bayna al mashriqi wal magrib. Allahumma naqqini min al jatâya kamâ yunaqqa az zawbul abyad minad danas. Allahum- ma agsil jatâya bilmâ‘i waz zalÿi wal barad» (¡Oh Dios! Aléjame a mí de mis pecados como alejas- te el naciente y el poniente. ¡Oh Dios! Purifícame de mis pecados como se purifica el tejido blanco de la suciedad. ¡Oh Dios! Lava mis pecados con agua, con nieve y con granizo).

 

IV

429. Asmâ’ bint Abi Bakr relató sobre salât al kusûf (la oración del eclipse)... (Ver el hadiz 76 y el siguiente hadiz).

430. En esta versión Asmâ’ relató que el Profe- ta (B y P) dijo: «El Paraíso se me mostró tan cerca que, si me hubiese atrevido, os hubiera traído uno de sus racimos. Y el Infierno se me trajo tan cerca que dije: ¡Señor! ¿estaré yo entre esta gente? Lue- go vi a una mujer a la cual un gato arañaba con sus garras. Cuando pregunté, me dijeron que la mujer había encerrado al gato hasta que murió de hambre, pues ella no lo alimentaba ni lo soltaba para que se alimente de las alimañas del suelo».

 

V• Levantar la vista hasta ver al imâm en el salat

431. Abû Ma‘mar relató: Preguntamos a Ja- bbâb si el Profeta (B y P) recitaba el Corán du- rante el salat del dhuhur y el ‘asr. El respondió que si. Le dijimos: ‘¿Y cómo sabíais aquello?’ Dijo: ‘Su barba se movía’.

 

VI • Mirar hacia el cielo durante el salat

432. Anas bin Mâlik relató que el Profeta (B y P) dijo: «¿Qué pasa con aquellos que elevan la mirada al cielo durante el salat?» su hablar se hizo más áspero hasta que dijo: «Esos deben de- jar de hacerlo porque sino lo hacen se les quitará la vista».

 

VII • Desviar la vista hacia los cos- tados durante el salat

433. ‘Âisha dijo: ‘Pregunté al Mensajero de Dios (B y P) sobre desviar la vista hacia los lados durante el salat. El respondió: «Es una forma de robo, a través de la cual Satán roba de la oración del siervo»’.

 

VIII • La recitación del Fâtiha es obligatoria para el imâm y los orantes en todas las oraciones

434. Ÿâbir bin Samura relató que la gente de Al-Kufa se quejó de Sa‘d ante ‘Umar y él lo desti- tuyó y designó en su lugar a ‘Ammâr como gober- nador. Ellos presentaron diversos reclamos contra Sa‘d; incluso alegaron que no rezaba apropiadamente. ‘Umar lo mandó llamar y le dijo: ¡Abû Is- hâq! Esta gente alega que tú no sabes rezar pro- piamente. Sa‘d dijo: ¡Por Dios! Yo rezaba con ellos según la oración del Mensajero de Dios (B y P), no le quitaba nada. Solía alargar las dos prime- ras rakát del salat del ‘ishá» y solía acortar las dos últimas. ‘Umar dijo: ‘Es lo que pensé de ti Abû Ishâq’ y mandó con él un hombre o varios hom- bres hasta Al-Kufa para que pregunten sobre él a la gente. A llegar fueron por todas las mezquitas preguntando sobre Sa‘d y en todas ellas lo elogia- ban bien; hasta que llegaron a la mezquita de los Banu ‘Abs. Allí se levantó un hombre al que le di- cen Usâma Ibn Abi Qatâda, de sobrenombre Abû Sa‘da, y dijo: ‘Como nos habéis puesto bajo jura- mento os diré que Sa‘d nunca salió con los ejérci- tos, nunca distribuyó correctamente los botines y nunca fue justo en sus veredictos’. Sa‘d dijo: ‘¡Por Dios! Hago tres invocaciones: ¡Oh Dios! Si este Tu siervo está mintiendo y se levantó sólo por ex- hibirse y ganar protagonismo, dale una larga vida, aumenta su pobreza y expónlo a las tentaciones’. Y así sucedió. Después, cuando se preguntaba a ese hombre cómo estaba, respondía que era un pobre viejo sufriendo a causa de la maldición de Sa‘d. Ÿâbir relató que después vio al hombre y sus cejas colgaban cubriendo sus ojos por la vejez y se dedicaba a molestar y acosar a las niñas en las calles.

435. ‘Ubâda Ibn Al-Sâmit relató que el Men- sajero de Dios (B y P) dijo: «A los que no recitan Al-Fâtiha del Corán en su salat, su salat les será inválido.»

436. Abû Huraira relató que el Mensajero de Dios (B y P) entró a la mezquita y un hombre en- tró después. El hombre rezó y luego fue a saludar al Profeta (B y P); el Profeta (B y P) respondió su saludo y le dijo: «Vuelve a rezar, pues tú no has rezado». El hombre volvió y rezó como lo había hecho y retornó donde el Profeta (B y P) estaba y le saludó; el Profeta (B y P) le dijo: «Vuelve a rezar, pues tú no has rezado» tres veces. El hom- bre dijo: ‘¡Por el que te mandó con la Verdad! No se rezar de otra manera ¡Enséñame!’ El Profeta (B y P) le dijo: «Si te levantas para el salat pro- nuncia el takbîr, luego recita lo que puedas del Corán. Luego, te inclinas hasta estabilizarte en la inclinación; luego yérguete hasta que te estabili- ces erguido; luego prostérnate hasta que te esta- bilices en la prosternación. Luego, siéntate hasta que te estabilices sentado. Hazlo así en todas tus oraciones».

 

IX • La recitación del Corán en el salat del dhuhur

437. Abû Qatâda relató que el Profeta (B y P) recitaba Al-Fâtiha en el salat del dhuhur junto con otras dos suras en las primeras dos rak‘ât: Una sura larga en la primera (rak‘a) y una más corta en la segunda. A veces los versos se hacían audibles. En el salat del ‘asr el Profeta (B y P) re- citaba Al-Fâtiha y otras dos suras en las primeras dos rak‘ât y solía prolongar la primera rak‘a. Y so- lía prolongar la primera rak‘a del salat del faÿr (el alba) y acortar la segunda.

 

X• La recitación del Corán en el salat del magrib

438. ‘Abdullah bin ‘Abbâs relató que Umm Al- Fadl (su madre) le oyó recitando: Wal mursaláti ‘urfan... (sura 77 del Corán) y le dijo: ‘¡Por Dios! ¡Hijito mío! Tu recitación me hizo recordar que esta fue la última sura que oí del Mensajero de Dios (B y P). La recitó en la oración del magrib.’

439. Zayd bin Zâbit dijo: ‘Oí al Mensajero de Dios (B y P) recitar en el salat del magrib la más extensa de las dos suras extensas ’.

 

XI • Recitar en voz alta en el salat del magrib

440. Ÿubayr bin Mut‘im dijo: ‘Oí al Mensajero de Dios (B y P) recitar (la sura) Al-Tûr (Nro. 52) en el salat del magrib’.

 

XII • La recitación con prosterna- ción en el salat del ‘ishâ’

441. Abû Huraira dijo: ‘Recé detrás de Abûl Qâsim (B y P) el ‘ishá’ y recitó: Idhâ as samâ‘unshaqqat... (sura 84) y se prosternó. Así que no dejaré de prosternarme en ella hasta que me encuentre con él’.

 

XIII • La recitación en el salat del ‘ishâ’

442. Al-Barâ’ relató que el Profeta (B y P) es- taba en un viaje y recitó en el ‘ishá’: Wat tîni waz zaytûn... (sura 95) en una de las dos rak‘ât. Y en otra versión dice: ‘Nunca oí una voz o una recita- ción más dulce que la suya’.

 

XIV • La recitación del Corán en el salat del faÿr

443. Abû Huraira dijo: ‘En cada salat se debe recitar (el Corán). Lo que el Mensajero de Dios (B y P) recitó en voz alta para nosotros lo hemos recitado en voz alta para vosotros. Y lo que reci- tó en voz imperceptible lo hemos recitado en voz imperceptible. Si recitas sólo la Madre del Corán (Al-fâtiha) te bastará; pero si añades algo será me- jor’.

 

XV • La recitación en voz alta en el salat del faÿr

444. Ibn ‘Abbâs dijo: ‘El Profeta (B y P) salió camino a Sûq ‘Ukâz (el mercado de ‘Ukâz) con algunos de sus sahabas. En esa época se impuso una barrera entre los demonios y las noticias del cielo. Se les disparaba fuego ardiente. Los demo- nios fueron con su pueblo, quienes les pregunta- ron: ‘¿Qué os pasa?’ Dijeron: ‘Se ha puesto una ba- rrera entre nosotros y las noticias del cielo y se nos dispara fuego ardiente. Su pueblo dijo: ‘Lo que ha impuesto esta barrera entre vosotros y las noticias del cielo es seguramente algo que sucedió recién. Id por los confines de la tierra y ved qué es lo que se interpone entre vosotros y las noticias del cielo’. Algunos partieron hacia la región de Tihâma y allí se encontraron con el Profeta (B y P), en un lugar llamado Najla, camino a ‘Ukâz. En ese momento el Profeta (B y P) rezaba el salat del faÿr con sus sahabas. Cuando los demonios oyeron el Corán escucharon atentos y dijeron: ‘¡Por Dios! Esto es lo que se interpone entre vosotros y las noticias del cielo’. Cuando volvieron a su pueblo dijeron: ‘¡Pueblo nuestro! ...Hemos oído una recitación maravillosa que conduce a la guía recta, así que creímos en ella y no asociamos a ningún otro con nuestro Señor... (72:1-2) y fue revelado al Profeta (B y P): Di: Se me ha revelado... (72:1) y lo que se le reveló fue la conversación de los genios’.

445. Ibn ‘Abbâs dijo: El Profeta (B y P) recitó en voz alta donde se le mandó y recitó en voz im- perceptible donde se le mandó. Y tu Señor no es olvidadizo (19:64). Realmente en el Mensajero tenéis un hermoso ejemplo (33:21).

 

XVI • Recitar dos suras en una rak‘a, recitar sin seguir el orden de las suras y recitar el principio de una sura

446. Abû Wâ‘il relató: ‘Un hombre vino ante Ibn Mas‘ûd y le dijo: Anoche recité todas las mu- fassal (64 suras) en una sola rak‘a’. Ibn Mas‘ûd res- pondió: ‘Es una recitación muy rápida, como la de los poemas; yo sé qué suras el Profeta juntaba’. Y mencionó veinte suras de las mufassal, dos su- ras en cada rak‘a.

 

XVII • Recitar sólo al fâtiha en las dos últimas rak‘ât (en un salat de cuatro)

447. Abû Qatâda relató que el Profeta (B y P) solía recitar Al-Fâtiha y dos suras más en las dos primeras rak‘ât del dhuhur; y en las dos últimas rak‘ât recitaba sólo Al-Fâtiha. A veces alguna ale- ya se hacía audible. Y solía prolongar la primera rak‘a más que la segunda; así también lo hacía en las oraciones del ‘asr y el faÿr.

 

XVIII • El imâm dice: ‘amín’ en voz alta

448. Abû Huraira relató que el Profeta (B y P) dijo: «Decid: Amîn cuando el imâm diga: Amîn. Y si el Amîn de alguno de vosotros coincide con el de los ángeles, entonces se le perdonarán todos sus pecados pasados».

 

XIX • La virtud de decir: amîn

449. Abû Huraira también relató que el Men- sajero de Dios (B y P) dijo: «Si uno de vosotros dice: Amîn y los ángeles dicen: Amîn en el cielo y ambos coinciden, se le perdonarán todos los pe- cados pasados».

 

XX • Si alguien se inclina antes de unirse a la formación del salat

450. Abû Bakra relató que llegó a la mezqui- ta del Profeta (B y P) y él se estaba inclinando (el rukû‘ del salat). Abû Bakra se inclinó también antes de llegar a las filas de los orantes. Después mencionó aquello al Profeta (B y P) y él le dijo: «Que Dios aumente tu amor por el bien; pero no lo repitas (inclinarse de esa manera)».

 

XXI • El takbîr correcto en el rukû‘

451. ‘Imrân bin Husayn relató que rezó con ‘Alí en Al-Basra; dijo: ‘Este hombre nos hizo recordar una oración, la que rezábamos con el Mensajero de Dios (B y P)’ y mencionó que ‘Alí pronunciaba el takbîr cada vez que se levantaba o se inclinaba.

 

XXII • Pronunciar el takbîr al levan- tarse de la prosternación

452. Abû Huraira dijo: ‘Cuando el Mensaje- ro de Dios (B y P) iniciaba la oración, pronun- ciaba el takbîr para empezar y pronunciaba el takbîr al inclinarse. Al erguirse de la inclinación decía: sami’ Allâhu liman hamidah (Dios escucha a quien le alaba). Luego, cuando ya estaba ergui- do, decía: Rabbana walakal hamd (Señor nuestro Tuya es la alabanza).

 

XXIII • Poner las palmas de las manos sobre las rodillas al inclinarse

453. Sa‘d bin Abi Waqqâs rezó junto a su hijo Mus‘ab y este último relató: ‘(Al inclinarme) junté mis manos y las puse entre mis muslos; mi padre me lo prohibió y me dijo: ‘Solíamos hacerlo así, pero se nos prohibió y se nos ordenó poner las palmas de nuestras manos sobre las rodillas».

 

XXIV • Tener la espalda recta en el rukû‘ y estabilizarse en la posi- ción

454. Al-Barâ’ relató: ‘El rukû‘, el suÿûd, el asiento entre ambas prosternaciones y el pararse después del rukû‘ del Profeta (B y P) tenían casi la misma duración, excepto la posición de pie y la posición de sentado’.

 

XXV • La plegaria durante el rukû‘

455. ‘Âisha dijo: ‘El Profeta (B y P) solía de- cir en sus inclinaciones y en sus prosternaciones: «Subhânaka Allâhumma Rabbaná wa bihamdik» (Glorificado seas ¡Oh Dios! Nuestro Señor; y to- das las alabanzas son para Ti)’.

456. ‘Âisha añade en otra versión una mención sobre el Corán.

 

XXVI • La virtud de decir: allahumma rabbana lak al-hamd (oh Dios nuestro Señor, tuya es toda la alabanza)

457. Abû Huraira relató que el Mensajero de Dios (B y P) dijo: «Si el imâm dice: Sami’ Allahu liman hamidah. Decid: Allahumma rabbanâ lak al hamd. Pues si coinciden vuestras palabras con las de los ángeles, se os perdonará todo pecado pa- sado.»

 

XXVII

458. Abû Salama relató que Abû Huraira dijo: ‘No hay duda que mi salat es similar al del Profeta (B y P)’. Abû Huraira solía recitar du‘â al qunût después de decir sami’ Allâhu liman hamidah en la última rak‘a del dhuhur, el ‘ishâ’ y el faÿr, pedía a Dios que perdone a los creyentes y que maldiga a los incrédulos.

459. Anas relató que el qunût solía recitarse en las oraciones del magrib y del faÿr.

460. Rifâ‘a bin Râfi‘ Al-Zuraqí dijo: ‘Estaba- mos rezando tras el Profeta (B y P) un día. Cuan- do se erguía del rukû‘ dijo: sami’ Allâhu liman ha- midah . Un hombre detrás de él dijo: Rabbana wa lak al hamd, hamdan kazîran tayyiban mubârakan fîh (¡Señor nuestro! Todas las alabanzas son para Ti, muchas buenas y benditas alabanzas). Cuan- do el Profeta (B y P) terminó el salat preguntó: «¿Quién pronunció esas palabras?» El hombre respondió: ‘Yo’. El Profeta (B y P) dijo: «Vi a más de treinta ángeles competir entre sí para registrar- las primero».’

 

XXVIII • Erguirse del rukû‘ hasta estabi- lizarse de pie con calma

461. Zâbit relató: ‘Anas nos describía el salat del Mensajero de Dios (B y P); mientras lo hacía, solía erguirse del rukû‘ y quedarse tanto tiempo erguido que pensábamos que se había olvidado del suÿûd’.

 

XXIX • Se debe pronunciar el takbîr al prosternarse

462. Abû Huraira dijo: ‘El Mensajero de Dios (B y P) al erguirse del rukû‘ decía: Sami’ Allâhu liman hamidah. Rabbana wa lak al hamd. Lue- go invocaba a Dios por algunas personas men- cionándolas por sus nombres; decía: « ¡Oh Dios! Salva a Al-Walîd ibn Al-Walîd, a Salama bin His- hâm, a ‘Ayyásh ibn Al-Rabi‘a y a los débiles entre los creyentes. ¡Oh Dios! Sé duro con la tribu de Mudar, hazlos sufrir por años como en la época de Yûsuf». La gente del este, en esa época, la tribu de Mudar, estaban contra él.’

 

XXX • La virtud de la prosternación (al-suÿûd)

463. Abû Huraira relató que la gente dijo: ‘¡Mensajero de Dios! ¿Veremos a nuestro Señor en el Día de la Resurrección?’ El respondió: « ¿Tenéis alguna duda de ver la luna en una no- che de luna llena sin nubes?» Ellos respondieron: ‘No, Mensajero de Dios’. El les dijo: « ¿Y tenéis alguna duda de ver el sol en un día soleado?» Di- jeron: ‘No’. Dijo: «Pues así mismo lo veréis. En el Día de la Resurrección se reunirá a la gente y se dirá: ‘Quien adoraba algo que lo siga aho- ra.’ Algunos seguirán al sol; otros seguirán a la luna; otros seguirán a otras deidades y quedará sólo esta nación incluyendo a los hipócritas que en ella hay. Luego Dios viene a ellos y les dice: ‘Yo soy vuestro Señor.’ Ellos dirán: Dios es nues- tro Señor y aquí nos quedaremos hasta que lle- gue nuestro Señor; cuando nuestro Señor llegue a nosotros sabremos reconocerlo.’ Y Dios vuelve a ellos y les dice: ‘Yo soy vuestro Señor’ Y ellos dirán: ‘Tú eres nuestro Señor’. Entonces se creará un sendero cruzando sobre el Infierno. Yo seré el primero de los Mensajeros en pasar con su na- ción. Ese día no hablará nadie excepto los mensa- jeros; y ellos dirán ese día: ‘¡Oh Dios! ¡Sálvanos! ¡Oh Dios! ¡Sálvanos!’ Del Infierno saldrán garfios como las espinas del sa‘dán. ¿Habéis visto las es- pinas de la planta de sa‘dán?» La gente dijo: ‘Sí’. El dijo: «Pues son como las espinas del sa‘dán, ex- cepto que nadie sabe su tamaño sino Dios; arre- batarán a la gente por sus obras. Algunos caerán y quedarán por siempre en el Infierno; otros, se- rán despedazados y luego se salvarán. Cuando Dios quiera tener misericordia con quienes quie- ra de la gente del Infierno, ordenará a los ánge- les que saquen de allí a todos los que adoraban a Dios. Los sacarán, pues, y los reconocerán por las marcas que deja la prosternación. Pues Dios ha prohibido que las marcas que deja la proster- nación sean consumidas por el fuego infernal. A cada ser humano lo consume el fuego excepto las marcas de la prosternación. Los sacarán del fue- go y saldrán convertidos en esqueletos; se les ver- tirá encima el agua de la vida y surgirán como brota una planta a las orillas de un arroyo. Luego Dios termina de juzgar a sus criaturas; y queda un hombre entre el Infierno y el Paraíso; será el último de las gentes del Infierno que entra al Pa- raíso. Estará de cara al Fuego quemándole el ros-

tro y dirá: ‘¡Señor! Retira mi rostro del Infierno, pues sus vientos me han secado y sus emanacio- nes me han quemado’. Dios le dirá: ‘¿Pedirás algo más si cumplo con este ruego?’ Dirá: ‘No ¡Por Tu gloria!’ y dará a Dios lo que quiera de promesas y juramentos. Dios retirará entonces su rostro del Infierno y cuando su rostro esté hacia el Paraí- so estará quieto contemplando sus delicias por el tiempo que Dios quiera. Luego, él dirá: ‘¡Señor! Llévame hasta el portal del Paraíso’. Dios le dirá: ‘¿No habías jurado y prometido que no pedirías más de lo que pediste al principio?’ El dirá: ‘Se- ñor, no me hagas el más desdichado en Tu crea- ción’. Dios dirá: ‘Si cumplo con tu petición ¿Me pedirás algo más?’ El dirá: ¡No! ¡Por Tu gloria! Y dará a Dios lo que quiera de promesas y juramen- tos. Dios lo dejará, entonces, ir hasta el portal del Paraíso. Cuando llegue allí y vea su vida, su goce y sus placeres se quedará quieto mientras Dios así lo desee; luego dirá: ‘¡Señor! Déjame entrar en el Paraíso’. Dios dirá: ‘¡Ay de ti humano! ¡Qué taimado eres! ¿No habías jurado y prometido que no pedirías más de lo que ya te concedí?’ El dirá: ‘¡Señor! No me hagas el más desdichado de Tu creación’. Dios, Glorificado y ensalzado sea, se reirá de él y le permitirá entrar al Paraíso y le dirá que pida todo lo que desee. El hombre hará así hasta que todos sus deseos sean satisfechos. En- tonces Dios le dirá: ‘Pide más, de esto y de aque- llo’. Dios le hará recordar más deseos y cuando se terminen todos sus deseos, Dios le dirá: ‘Se te concederá todo lo que pediste y algo igual a ello además’ «. Abû Sa‘îd Al-Judrî dijo a Abû Hurai- ra: ‘El Mensajero de Dios (B y P) dijo que Dios le dijo: ‘Se te concederá lo que pediste y diez veces más». Abû Huraira dijo: ‘No recuerdo del Men- sajero de Dios (B y P) sino: «Se te concederá lo que pediste y algo igual a ello además’». Abû Sa‘îd dijo: ‘En verdad, yo lo oí decir: «Se te concederá lo que pediste y diez veces más»’.

 

XXXI • Prosternarse sobre siete huesos

464. Ibn ‘Abbâs relató, en una versión, que el Profeta (B y P) dijo: «Se me ordenó hacer el suÿûd sobre siete huesos: Sobre la frente –y apuntó con su mano a su nariz–, las dos manos, las dos rodi- llas y las puntas de los pies. Y que no nos recoja- mos las vestiduras y el cabello».

 

XXXII • Sentarse un momento entre am- bas prosternaciones

465. Anas dijo: ‘No cejaré en rezar con voso- tros como vi al Profeta (B y P) hacerlo’. El resto del hadiz fue citado (ver Nro. 461).

 

XXXIII • No se debe apoyar los ante- brazos en el suelo durante el suÿûd

466. Anas relató que el Profeta (B y P) dijo: «Poneos derechos en el suÿûd y no apoyéis vues- tros antebrazos en el suelo como los perros».

 

XXXIV • Sentarse un momento al final de una rak‘a impar y luego po- nerse de pie

467. Mâlik bin Huwayriz dijo que vio rezar al Profeta (B y P) y que solía quedarse sentado un tiempo antes de levantarse de una rak‘a impar.

 

XXXV • Decir el takbîr después de le- vantarse de las dos prosterna- ciones

468. Sa‘îd bin Al-Hâriz relató que rezó con Abû Sa‘îd Al-Judrî y él pronunciaba el takbîr en voz alta al levantarse del suÿûd, al prosternarse y al levantarse después de la segunda rak‘a. Dijo: ‘Así vi que hacía el Profeta (B y P)’.

 

XXXVI • Es de la sunna hacer el tash- ahhud de sentado

469. ‘Abdullah bin ‘Umar relató que cruzaba sus piernas al sentarse en el salat y que vio a su hijo sentarse en la misma manera y se lo prohibió. Le dijo: ‘La sunna en el salat es que dobles hacia atrás la pierna derecha y mantengas tu pie derecho levantado; y que cruces la pierna izquierda por debajo’. Su hijo lo cuestionó diciendo: ‘Pero tu haces así (cruzas las piernas)’. El le dijo: ‘Lo hago porque mis pies ya no aguantan mi peso’.

470. Abû Humayd Al-Sâ‘idi dijo: ‘Yo soy el que mejor recuerda el salat del Mensajero de Dios (B y P) entre vosotros. Vi que levantaba sus ma- nos hasta la altura de sus hombros al pronunciar el takbîr. Cuando se inclinaba apoyaba sus manos sobre sus rodillas y doblaba su espalda teniéndo- la recta, luego se erguía hasta que todas sus vér- tebras volvían a su lugar. Cuando se prosternaba apoyaba sus manos en el suelo alejando sus ante- brazos de sus costados y del suelo y los dedos de sus pies quedaban en dirección de la qibla. Cuan- do se sentaba en la segunda rak‘a, se sentaba so- bre su pierna izquierda y su pie derecho quedaba apoyado en el suelo (sobre la punta de sus dedos). Cuando se sentaba en la rak‘a final, adelantaba un poco su pie izquierdo (por debajo de su cuerpo) y dejaba el pie derecho apoyado (sobre los dedos), sentándose sobre sus nalgas.’

 

XXXVII • Quien no considera el primer tashahhud como obligatorio

471. ‘Abdullah bin Buhayna, de la tribu Azd Shanû‘a, aliados de los ‘Abd Manâf, y uno de los sahabas del Profeta (B y P), relató que el Profe- ta (B y P) los dirigió en el salat del dhuhur; des- pués de la segunda rak‘a se levantó sin sentarse y la gente se levantó con él. Cuando la oración ter- minó y la gente esperaba el taslîm , pronunció el takbîr e hizo dos prosternaciones antes de hacer el taslîm.

 

XXXVIII • El tashahhud en la rak‘a final

472. ‘Abdullah bin Mas‘ûd dijo: ‘Cuando re- zábamos detrás del Profeta (B y P) decíamos (de sentados): ‘La paz sea con Dios, la paz sea con Ÿibrîl y Mika‘íl (Gabriel y Miguel) y la paz sea con fulano y con sutano’. Una vez que el Mensajero de Dios (B y P) nos oyó, se dio vuelta para decirnos: «Dios es la paz, cuando recéis decid: Attahiyyâtu lillah was salawâtu wat tayyibât. As salâmu ‘alayka ayyuha an nabiyyu wa rahmatullahi wa barakâ- tuh. As salâmu ‘alaynâ wa ‘ala ‘ibâdillah as sâlihîn –si decís eso será para todos los siervos piadosos de Dios en los cielos y la tierra– Ashhadu an lâ ilâha illâ Dios wa ashhadu anna Muhammadan ‘abduhu wa rasûluhu (Las salutaciones, las oracio- nes y las obras buenas sean para Dios. La paz, la misericordia y las bendiciones de Dios sean con- tigo ¡Oh profeta! La paz sea con nosotros y con los siervos de Dios piadosos. Doy testimonio de que no hay deidad fuera de Dios y doy testimonio de que Muhammad es Su siervo y mensajero)»’.

 

XXXIX • La plegaria (ad du‘â) antes del taslîm

473. ‘Âisha, esposa del Profeta (B y P), relató que el Profeta (B y P) hacía la siguiente plegaria en el salat: «Allahumma inni a‘ûdhu bika min ‘ad- hâbil qabri, wa a‘ûdhu bika min fitnat il masîhid daÿÿâl, wa a‘ûdhu bika min fitnat ilmahya wa fit- nat il mamât. Allahumma inni a‘ûdhu bika min al ma‘zam wal magram» (¡Oh Dios! Me refugio en Ti del castigo de la tumba, de la tentación del Fal- so Mesías, de la tentación de la vida y la tentación de la muerte. ¡Oh Dios! En Ti me refugio de los pecados y de las deudas). Y se le preguntó: ‘¿Qué tanto te refugias en Dios contra las deudas?’ Res- pondió: «Cuando un hombre debe, habla y mien- te; promete y no cumple».

474. Abû Bakr Al-Siddîq relató que dijo al Mensajero de Dios (B y P): ‘Enséñame una plega- ria que pueda decir en mi salat’. El Profeta (B y P) dijo: «Di: Allahumma innî dhalamtu nafsi dhulman kazîran wa la yagfirudh dhunûba illa ant; fa- g firli mag firatan min ‘indika wa arhamni; innaka anta al gafûr ul-rahîm» (¡Oh Dios! He sido muy injusto con mi ser; y nadie perdona los pecados sino Tú, por favor perdóname y sé misericordioso conmigo, pues Tú eres el Perdonador, el Miseri- cordioso).

 

XL • Plegarias opcionales después del tashahhud

475. ‘Abdullah Bin Mas‘ûd relató un hadiz si- milar al del tashahhud (Nro. 472), excepto que al final añadió: Luego elige la plegaria que le plazca y la pronuncia.

 

XLI • El taslîm (el saludo a izquierda y a derecha)

476. Umm Salam dijo: ‘Cuando el Mensajero de Dios terminaba el salat con el taslîm las muje- res se levantaban inmediatamente y el se quedaba un momento más antes de levantarse’.

 

XLII • Saludar cuando saluda el imâm

477. ‘Itbân bin Mâlik dijo: ‘Rezamos con el Mensajero de Dios (B y P) y solíamos pronunciar el taslîm junto con él’.

 

XLIII • Al-dhikr (la remembranza, la alabanza y la glorificación de Dios) después del salat

478. Ibn ‘Abbâs relató que el dhikr en voz alta, cuando la gente termina la oración prescrita, su- cedía en la época del Profeta (B y P). Y añadió: ‘Solía saber que terminaron la oración cuando los oía pronunciando el dhikr’.

479. Abû Huraira dijo: ‘Los pobres llegaron ante el Profeta (B y P) y dijeron: ‘Los ricos se lle- varán los grados más elevados y el goce eterno, mientras que rezan y ayunan lo mismo que nosotros. Pero ellos tienen más dinero, con el que realizan el haÿÿ y la ‘umra, aprovisionan a los que combaten por la causa de Dios y dan limosna’. El Profeta (B y P) dijo: «¿Queréis que os indique algo que si lo hacéis alcanzaréis a quienes os han sobrepasado? Nadie podrá superaros y nadie será mejor que vosotros entre vuestra gente excepto que hagan lo mismo, decid: Subhân Allâh, al ha- mdu lillah wa Allahu akbar (Glorificado sea Dios, alabado sea Dios y Dios es el más grande) trein- ta y tres veces después de cada oración prescrita obligatoria». Diferimos entre nosotros; algunos dijeron que debíamos decir ‘subhân Allâh’, trein- ta y tres veces, ‘al hamdu lillâh’ treinta y tres ve- ces y ‘Allâhu Akbar’ treinta y cuatro veces. Yo fui ante el Profeta y él dijo: «Decid: Subhân Allâh y al hamdu lillah y Allâhu Akbar todas treinta y tres veces»’.

480. Al-Mughîra bin Shu‘ba relató que el Pro- feta (B y P) solía decir después de cada salat pres- crito: «Lâ Ilâha illâ Allâh wahdahu la sharîka lah, lahul mulk walahul hamd wa hua ‘ala kulli shai‘in qadîr. Allahumma la mâni’ lima a‘tayt wala mu‘ti lima mana‘t wa la yanfa’ dhal ÿadd mink al ÿadd» (No hay Dios sino Dios, el único sin copartícipes. Suya es la soberanía y suyas son todas las alaban- zas y El es Todopoderoso. ¡Oh Dios! Nadie puede retener lo que Tú das y nadie puede dar lo que Tú retienes. Los esfuerzos y la fortuna de alguien no pueden nada contra Tu voluntad).

 

XLIV • El imâm se vuelve hacia la gen- te después del taslîm

481. Samura bin Ÿundab dijo: ‘El Profeta (B y P) se volvía hacia nosotros después de cada salat’.

482. Zayd bin Jâlid Al-Yuhani dijo: ‘El Men- sajero de Dios (B y P) nos dirigió en la oración del faÿr en Al-Hudaybiya después de una noche lluviosa. Cuando terminó el salat, se volvió hacia nosotros y dijo: «¿Sabéis qué ha dicho vuestro Se- ñor?» Dijeron: ‘Dios y Su Mensajero saben más’. Dijo: «Esta mañana algunos de mis siervos ama- necieron creyendo en Mí y otros amanecieron in- crédulos. Quien dijo: ‘Nos llovió por la gracia de Dios y su misericordia’; aquél cree en mí y es in- crédulo con los astros. Pero quien dijo: ‘Nos llovió por tal o cual astro’; es un incrédulo conmigo y es un creyente de los astros»’.

 

XLV • Quien dirige el salat de la gen- te, luego recuerda una necesi- dad urgente y tiene que pasar por sobre ellos

483. ‘Uqba dijo: ‘Recé el ‘asr en Medina detrás del Profeta (B y P); cuando hizo el taslîm se le- vantó apresuradamente, pasando sobre los hom- bros de la gente hasta la habitación de una de sus esposas. La gente se asustó por su prisa. Luego salió a ellos y vio que estaban sorprendidos por su prisa; dijo: «Recordé que teníamos algo de oro allí, así que no me gustó que me pueda distraer (de la adoración de Dios) y mandé que sea repar- tido en caridad»’.

 

XLVI • Retirarse por la derecha o por la izquierda después de termi- nar el salat

484. ‘Abdullah bin Mas‘ûd dijo: ‘Ninguno de vosotros debe dejar parte de su salat para Satán, porque opine que debe salir del salat sólo por la derecha. Yo he visto que el Profeta (B y P) salía muchas veces girando hacia su izquierda’.

 

XLVII • Lo que se dice del ajo crudo, la cebolla y el puerro

485. ‘Atá dijo: ‘Oí a Ÿâbir bin ‘Abdullah decir: ‘El Profeta (B y P) dijo: «Quien coma de esta plan- ta –refiriéndose al ajo– que no se acerque a no- sotros en nuestras mezquitas»’. Pregunté a Ÿâbir: ‘¿Qué quería decir con ello? Me respondió: ‘Yo pienso que se refería sólo al ajo crudo’. También se dice: Sólo al hedor del ajo.

486. Ÿâbir bin ‘Abdullah relató que el Profe- ta (B y P) dijo: «Quien coma ajo o cebolla que se aparte de nosotros –o dijo: Que se aparte de nuestra mezquita y se quede en su casa–». (En otra ocasión) se le trajo una olla conteniendo verdu- ras cocidas de algunos huertos. Él notó que tenían un olor desagradable y preguntó: «¿Qué es?» Le mencionaron los nombres de todas las verduras que había allí. (Luego) el Profeta (B y P) hizo que la olla sea acercada a algunos de sus sahabas que estaban con él. Cuando el Profeta (B y P) las vio no le gustaron y no quiso comerlas. Dijo: «Cóme- las tú, pues yo converso con quien tú no conver- sas (los ángeles)».

487. En otra versión: ...Se le trajo un plato con- teniendo verduras.

 

XLVIII • La ablución de los menores

488. Ibn ‘Abbâs relató que el Profeta (B y P) pasó por una tumba separada de las demás y diri- gió a la gente en una oración fúnebre; la gente se formó detrás de él.

489. Abû Sa‘îd Al-Judrî relató que el Profeta (B y P) dijo: «El baño del día viernes (yawm al- ÿum‘a) es obligatorio para todos los que alcanza- ron la pubertad».

490.‘AbduRahmânbin‘ábisrelatóquealguien preguntó a Ibn ‘Abbâs: ‘¿Saliste alguna vez a la ora- ción del ‘îd con el Mensajero de Dios (B y P)?’ y él respondió: ‘Sí; si no fuese por mi cercanía a él no lo hubiese hecho –por su corta edad–. El Profeta (B y P) fue hasta la marca cerca a la casa de Kazîr bin Al-Salb; luego pronunció el sermón (jutba). Luego se dirigió a las mujeres y les predicó y les mandó que den limosna. Las mujeres se llevaban las manos al cuello y, arrancándose los collares, los lanzaban en el vestido de Bilâl. Luego el Profe- ta (B y P) fue con Bilâl a la casa’.

 

XLIX • Salida de las mujeres a las mez- quitas en la noche y la oscuri- dad

491. Ibn ‘Umar relató que el Profeta (B y P) dijo: «Si vuestras mujeres os piden permiso para ir por la noche a las mezquitas, dadles permiso».

 

El Libro delAdhan-11


I• El inicio (de la práctica) del adhân

 

370. Ibn ‘Umar relató: ‘Cuando los musulmanes arribaron a Medina solían reunirse para la oración y solían calcular el tiempo de la mis- ma. En esos días aún no se había introducido la práctica de llamar a la oración. Un día, hablaron al respecto. Algunos dijeron: ‘Usemos campanas como las de los cristianos’. Otros dijeron: ‘Use- mos una trompeta como el cuerno de los judíos’. ‘Umar dijo: ‘¿Por qué no enviar a un hombre para que llame a la gente a la oración?’ El Mensajero de Dios (B y P) dijo: «¡Bilâl! Levántate y llama a la gente a la oración»’.

 

II • Pronunciando las frases del adhân dos veces

371. Anas relató: ‘Se ordenó a Bilâl repetir las frases del adhân y decir una sola vez las del iqâ- ma, excepto la frase: Qad Qâmat is Salât (la ora- ción está a punto de iniciarse)’.

 

III • Las virtudes del adhân

372. Abû Huraira relató que el Mensajero de Dios (B y P) dijo: «Cuando se llama para la ora- ción, Satán da media vuelta y echa ruidosas ventosidades mientras huye, para no oír el llamado. Cuando se termina el adhân, vuelve y huye nue- vamente cuando se pronuncia el iqâma. Cuando se termina el iqâma vuelve nuevamente para su- surrar en la mente de los orantes, diciendo: ‘Re- cuerda esto y recuerda aquello’ (para distraerlos), recordando cosas olvidadas hasta que queda el hombre sin saber cuánto rezó».

 

Leer más:El Libro delAdhan-11

El libro de los tiempos de la Salat-10

 


Los tiempos de la salat y sus beneficios

 

325. Abû Mas‘ûd Al-Ansâri dijo que, una vez en Iraq, Al-Mughîra bin Shu‘ba retrasó la ora- ción y él entró y le dijo: ‘¡Mughîra! ¿Qué es esto? ¿No sabes, acaso, que Ÿibrîl (B y P) descendió y rezó (la oración del alba) y el Mensajero de Dios (B y P) rezó con él; luego rezó (el medio día) y el Mensajero de Dios (B y P) rezó; luego rezó (la media tarde) y el Mensajero de Dios (B y P) rezó; luego rezó (el ocaso) y el Mensajero de Dios (B y P) rezó; luego rezó (la noche) y el Mensajero de Dios (B y P) rezó; luego dijo: «Así se me orde- nó»?’

 

II • El salat es expiación (del pecado)

326. Hudhayfa relató: Una vez, estábamos sentados con ‘Umar y él dijo: ‘¿Quién de voso-

tros recuerda las palabras del Mensajero de Dios (B y P) sobre la fitna ?’ Yo dije: ‘Yo. Tal y como las

dijo.’ El dijo: ‘Realmente eres osado’. Dije: ‘La fitna del hombre por su esposa, su fortuna, sus hijos y su vecino es expiada por la oración, el ayuno, la limosna, la prédica del bien y la prohibición del mal’. ‘Umar dijo: ‘No es eso lo que quiero, si no que es aquella fitna que avanza como avanzan las olas del mar’. Yo dije: ‘No temas de ella nada malo, Emir de los creyentes. Hay una puerta cerrada en- tre tú y ella’. ‘Umar dijo: ‘¿Se romperá o se abrirá (la puerta)?’ dije: ‘Se romperá’. El dijo: ‘Entonces no se cerrará nunca más’. Se me preguntó: ‘¿Co- nocía ‘Umar la puerta?’ dije: ‘Si, como que des- pués del día viene la noche. Yo le relaté un hadiz sin errores.’ Se me preguntó: ‘¿Quién es la puerta?’ Dije: ‘ ‘Umar’.

327. Ibn Mas‘ûd relató: ‘Un hombre besó a una mujer de forma ilícita; luego fue ante el Profeta (B y P) y le informó de ello. Entonces Dios reveló: Haz el salat en las dos horas extremas del día y en las primeras de la noche. Las buenas obras di- sipan las malas. Esta es una amonestación para los que recuerdan (11: 114). El hombre pregun- tó al Mensajero de Dios (B y P): ‘¿Esta orden es para mí solamente?’ El respondió: «Es para toda mi nación».

328. En otro relató de Ibn Mas‘ûd dice: «Es para todos los que hayan hecho algo así de mi na- ción».

 

III • El beneficio de hacer el salat a su tiempo

329. Ibn Mas‘ûd dijo: ‘Pregunté al Profeta (B y P): ‘¿Cuál es la obra más querida para Dios?’ Dijo: «La oración en su tiempo» Dije: ‘¿Luego cuál?’ Dijo: «El buen trato con los padres» Dije: ‘¿Luego cuál?’ Dijo: «La lucha por la causa de Dios»’. Ibn Mas‘ûd añadió: ‘Me las dijo el mismo Mensajero de Dios (B y P) y si yo le hubiese pre- guntado más me hubiera dicho más’.

 

IV • Las cinco oraciones son expiación (de los pecados)

330. Abû Huraira relató que oyó al Mensajero de Dios (B y P) decir: «¿Qué os parece si uno de vosotros tuviese un río frente a su puerta y se lava en él cinco veces al día? ¿Qué decís? ¿Quedará al- gún rastro de suciedad en él?» Dijeron: ‘No que- daría rastro alguno de suciedad en él’. Dijo: «Así también son las cinco oraciones; Dios borra con ellas los pecados».

 

V• Quien reza está hablando con su Señor en privado

331. Anas relató que el Profeta (B y P) dijo: «Realizad apropiadamente el suÿûd (la prosterna- ción del salat). Y no apoyéis vuestros antebrazos hasta los codos como los perros. Y si queréis es- cupir no escupáis hacia el frente ni hacia la dere- cha, pues estáis hablando con vuestro Señor en privado».

 

VI • Retrasar un poco la oración del medio día hasta que disminuya el calor excesivo

332. Abû Huraira relató que el Profeta (B y P) dijo: «Si el calor se hace intenso retrasad la ora- ción del medio día (salât ul-dhuhur) hasta que re- fresque el aire, pues el calor intenso es la exhala- ción del Infierno. El fuego se quejó ante su Señor diciendo: ‘¡Señor! Mis partes se están comiendo unas a otras’. Entonces le permitió que haga dos exhalaciones; una exhalación en invierno y otra en verano; es entonces que sentís el calor más in- tenso y el frío más severo».

333. Abû Dharr Al-Ghafâri dijo: ‘Estábamos con el Profeta (B y P) en un viaje y el muecín qui- so hacer el Adhân para la oración del mediodía. El Profeta (B y P) le dijo: «Espera hasta que re- fresque». Luego, quiso llamar nuevamente y el Profeta (B y P) le dijo: «Espera hasta que refres- que». Así fue hasta que vimos la sombra de las du- nas. Luego el Profeta (B y P) dijo: «La intensidad del calor es una exhalación del infierno. Si el calor se hace intenso postergad la oración hasta que re- fresque un poco el aire».

 

VII • El tiempo del salat del medio- día se inicia cuando el sol empieza a declinar al mediodía

334. Anas relató que el Mensajero de Dios (B y P) salió cuando el sol empezó su declinación y rezó el dhuhur. Luego, se subió al púlpito y men- cionó la Hora (del Juicio Final). Mencionó que en su momento sucederán tremendos eventos. Lue- go dijo: «Quien quiera preguntar sobre algo que lo haga, pues os informaré sobre todo lo que me preguntéis mientras esté en este lugar». La gente empezó a llorar profusamente y él siguió dicien- do: «Preguntadme». Se levantó ‘Abdullah bin Hu- dhâfa Al-Sahmi y dijo: ‘¿Quién es mi padre?’ Le dijo: «Tu padre es Hudhâfa».

El Profeta (B y P) seguía diciendo: «Pregun- tadme». ‘Umar se arrodilló ante él y dijo: ‘Esta- mos complacidos con Dios como Señor, con el Islam como religión y con Muhammad como Profeta’. Y calló; luego dijo: «Se me acaba de mos- trar el Paraíso y el Infierno en esta pared. Nunca he visto algo tan bueno y algo tan malo».

Parte de este hadiz ya fue citada en el Libro de la Sabiduría del relató de Abû Mûsâ; sin embargo en este nuevo relató hay algunas adiciones y dife- rencias de expresión.

335. Abû Minhal relató que Abû Barza dijo: ‘El Profeta (B y P) rezaba la oración del alba cuan- do uno podía reconocer a quien estaba sentado a su lado. Solía recitar entre sesenta y cien (aleyas del Corán). Y rezaba Al-Dhuhur cuando empeza- ba a declinar el sol al medio día. Y el ‘asr lo reza- ba cuando cualquiera de nosotros aún podía ir a la parte más lejana de Medina y volver con el sol aún caliente. (El narrador olvidó qué dijo sobre el ocaso) y no se molestaba si atrasaba el ‘ishâ’ hasta un tercio de la noche o la media noche’.

 

VIII • Postergar al dhuhur hasta el tiempo del ‘asr

336. Ibn ‘Abbâs relató que el Profeta (B y P) rezó en Medina ocho rak‘ât y siete rak‘ât: El dhu- hur con el ‘asr y el magrib con el ‘ishâ’.

IX • El tiempo de la oración del ‘asr

337. Hace poco mencionamos el hadiz de Abû Barza sobre las oraciones, en esta versión dice so- bre el salat del ‘ishâ’: ‘Le disgustaba dormir antes (de esta oración) y hablar después de ella.’

338. Anas ibn Mâlik dijo: Solíamos rezar el ‘asr en una hora tal que un hombre podía salir después hasta los Banu ‘Amrû bin ‘Awf y los en- contraba aún rezando el ‘asr’.

339. Anas ibn Mâlik dijo: ‘El Mensajero de Dios (B y P) solía hacer el salat del ‘asr cuando el sol estaba aún alto y caliente; si alguien fuese a las afueras de Medina encontraría el sol aún alto al llegar allí. Algunas de las afueras de Medina esta- ban a cerca de cuatro millas de la ciudad.’

 

X• Quien pierde la oración del ‘asr (intencionalmente)

340. Ibn ‘Umar relató que el Mensajero de Dios (B y P) dijo: «Quien deja pasar la oración del ‘asr (sin rezarla intencionalmente) es como si hubiese perdido su familia y su fortuna».

 

XI • Quien abandona la oración del ‘asr

341. Burayda relató que dijo en un día nu- blado: ‘Rezad la oración del ‘asr temprano pues el Profeta (B y P) dijo: «Quien abandona la ora- ción de la tarde tendrá todas sus (buenas) obras perdidas»’.

 

XII • La superioridad de la oración del ‘asr

342. Ÿarîr relató: ‘Estábamos con el Profeta (ByP); él miró a la luna en una noche de luna llena y dijo: «Ciertamente, veréis a vuestro se- ñor como veis esta luna llena y no tendréis difi- cultad alguna en verlo. Si podéis evitar perderos la oración antes del amanecer y la oración antes del ocaso, hacedlo». Luego recitó: ¡Ten paciencia, pues, con lo que dicen y celebra las alabanzas de tu Señor antes de la salida del sol y de su puesta! (50: 39).

343. Abû Huraira relató que el Mensajero de Dios (B y P) dijo: «Hay ángeles que llegan suce- sivamente a vosotros durante el día y durante la noche; todos se reúnen durante la oración del faÿr y durante la oración del ‘asr. Aquellos que pasaron la noche con vosotros ascienden (al cielo) y Dios les pregunta, a pesar de que El sabe todo sobre vosotros: ‘¿Cómo habéis dejado a mis siervos?’ Y (los ángeles) dicen: ‘Cuando los dejamos rezaban y cuando llegamos a ellos rezaban’».

 

XIII • Quien alcanza a rezar una rak‘a del ‘asr antes del ocaso

344/345. ‘Abdullah bin ‘Umar relató que oyó al Mensajero de Dios (B y P) decir: «Vuestro tiempo, en comparación a las naciones anteriores a voso- tros, es como el tiempo entre la oración del ‘asr y el ocaso del sol. La gente de la Torá (los israelitas) recibieron un kilate (de recompensa) cada uno. Luego la gente del Evangelio (los primeros cristia- nos) recibió el Evangelio; obraron según él hasta la oración del ‘asr y quedaron exhaustos; recibie- ron un kilate (de recompensa) cada uno. Luego, recibimos el Corán y obramos según él hasta el ocaso, y se nos dio dos kilates (de recompensa) a cada uno. La gente de las dos escrituras (sagradas anteriores) dijo: ‘¡Oh Señor nuestro! Diste a es- tos dos kilates a cada uno y a nosotros uno solo a cada uno a pesar de que nosotros obramos más que ellos’. Dios les dijo: ¿Se os ha tratado injus- tamente en vuestras recompensas? Dijeron: ‘No’. Dios dijo: Esta es Mi Gracia y se la concedo a quien quiera».

 

XIV • El tiempo de la oración del ocaso (salât ul-magrib)

346. Râfi‘ bin Jadîÿÿ relató: ‘Solíamos rezar la oración del magrib con el Profeta (B y P) y, después de terminarla, uno de nosotros podía salir y ver un punto tan lejano como el lugar donde llega una flecha lanzada por un arco’.

347. Ÿâbir bin ‘Abdullah relató: ‘El Profeta (B y P) solía rezar Al-dhuhur al medio día, el ‘asr cuando el sol aún estaba brillante, el magrib des- pués del ocaso y el ‘ishâ’ en un tiempo variable. Cuando él veía a la gente reunida (para el ‘Isha’) realizaba la oración más temprano; y si la gente se atrasaba, el atrasaba la oración. Y ellos –o el Profeta (B y P)– solían rezar el faÿr cuando aún estaba oscuro’.

 

XV • Quien detesta llamar isha’ a la oración del magrib

348. ‘Abdullah Al-Muzani relató que el Profeta (B y P) dijo: «Que no os influencien los beduinos en el nombre de vuestra oración del magrib. Ellos la llaman ‘ishâ’».

 

XVI • Virtudes de la oración del ‘ishâ’

349. ‘Âisha relató: ‘Una vez, cuando el Islam aún no se había extendido, el Mensajero de Dios (B y P) retrasó la oración del ‘ishâ’. El Profeta (B y P) no salió hasta que ‘Umar le informó que las mujeres y los niños se habían dormido. Enton- ces, él salió y dijo a la gente esperando en la mez- quita: «Nadie de la tierra la espera (la oración del ‘ishâ’) excepto vosotros»’.

350. Abû Mûsâ dijo: ‘Yo y mis compañeros, los que vinieron conmigo en el barco, nos estableci- mos en un lugar llamado Baqîl Buthân mientras el Profeta (B y P) estaba en Medina. Uno de noso- tros solía ir, por turnos, con el Profeta (B y P) al tiempo del salat del ‘ishâ’. Una vez, yo y mis com- pañeros fuimos a ver al Profeta (B y P). El estaba ocupado con sus asuntos, así que la oración del ‘ishâ’ se postergó hasta la medianoche. Entonces, el Profeta (B y P) salió y dirigió a la gente en la oración. Después de terminar la oración se diri- gió a los presentes así: «Sed pacientes, no os mar- chéis, recibid las buenas nuevas. Una bendición de Dios sobre vosotros es que nadie de la humanidad hace la oración a esta hora excepto vosotros –o dijo «ha realizado la oración a esta hora»–’. Abû Mûsâ añadió: ‘Así pues, nos alegramos por lo que oímos de boca del Mensajero de Dios (B y P)’.

 

XVII • Dormir antes del ‘ishâ’ si a uno lo vence el sueño

351. ‘Âisha relató el hadiz donde el Profeta (B y P) había atrasado el salat del ‘ishâ’ y ‘Umar lo llamó. Aquí hay una adición a ese relato: ‘Âis- ha agregó: ‘El Profeta (B y P) solía rezarlo entre la desaparición del tono rojizo del anochecer y el final del primer tercio de la noche’. Y en la versión de Ibn ‘Abbâs, dice: ‘El Profeta (B y P) salió, aún me parece verlo, con el agua goteando de su cabe- za y su mano sobre ella; luego dijo: «Si no lo con- siderase difícil para mis seguidores, les ordenaría que lo recen a esta hora»’.

352. Ibn ‘Abbâs fue consultado de cómo el Pro- feta (B y P) tenía su mano sobre su cabeza (conti- nuación del hadiz 351). ‘Atâ (uno de los transmi- sores de la cadena) lo mostró: Separó un poco sus dedos y puso las puntas a un lado de su cabeza; luego fue bajando sus dedos hasta que el pulgar tocó el lóbulo de la oreja al lado de la sien y la bar- ba. No lo hizo más despacio ni más rápido sino que lo hizo así.

 

XVIII • El tiempo de salât ul-‘ishâ’ es hasta la medianoche

353. Anas relató: ‘Una vez, el Profeta (B y P) atrasó la oración del ‘ishâ’ hasta la medianoche...’ y añadió: ‘Aún me parece estar viendo la blancura de su anillo aquella noche’.

XIX • Virtud de la oración del alba (salat ul-faÿr)

354. Abû Mûsâ relató que el Mensajero de Dios (B y P) dijo: «Quien reza las dos (oraciones) frescas (el ‘asr y el faÿr) entrará al Paraíso».

 

XX • El tiempo del faÿr

355. Anas dijo: Zayd bin Zâbit me relató que comieron el sahûr con el Profeta (B y P) y luego se levantaron para la oración (del faÿr). Yo pre- gunté: ‘¿Cuánto tiempo hubo entre ambas (accio- nes)?’ El respondió: ‘El intervalo entre ambas (ac- ciones) sería lo suficiente para recitar cincuenta o sesenta aleyas’.

356. Sahl bin Sa‘d relató: ‘Solía compartir el sahûr con mi familia y luego tenía que apresurar- me para alcanzar el salat del faÿr con el Mensajero de Dios (B y P)’.

 

XXI • La oración despues del alba y antes de la salida del sol

357. Ibn ‘Abbâs relató: ‘Varios hombres piado- sos y correctos, entre ellos el más piadoso y co- rrecto de ellos: ‘Umar, me atestiguaron que el Pro- feta (B y P) prohibió la oración después de salat ul-faÿr hasta que sale el sol; y después de salat ul- ‘asr hasta que se pone’.

358. Ibn ‘Umar dijo: ‘El Mensajero de Dios (B y P) dijo: «No hagáis vuestras oraciones al salir el sol ni al ponerse»’.

359. Ibn ‘Umar dijo: ‘El Mensajero de Dios (b y P) dijo: «Si el borde del sol surge en el horizonte atrasad la oración hasta que esté alto; y si el bor- de del sol desaparece, atrasad la oración hasta que éste se ponga completamente»’.

360. Abû Huraira relató que el Mensajero de Dios (B y P) prohibió dos ventas y dos vestiduras (hadiz anterior). En esta versión añade: ‘Y prohi- bió dos oraciones: Prohibió la oración después de salat ul-faÿr hasta que sale el sol y después de salat ul-‘asr hasta que el sol se pone’.

 

XXII • No se debe procurar hacer el salat justo antes del ocaso

361. Mu‘âwiya dijo: ‘Estáis rezando una ora- ción que, en todo lo que acompañamos al Men- sajero de Dios (B y P) no lo vimos hacerla y, cier- tamente, la prohibió’ (en referencia a dos rak‘ât después de salat ul-‘asr).

 

XXIII • Rezar oraciones perdidas o similares despues del ‘asr

362. ‘Âisha relató: ‘¡Por Dios que se lo llevó! (al Profeta (B y P)). Nunca dejó de hacerlas hasta que se encontró con Dios; y ya en ese momen- to la oración se le dificultaba pues rezaba muchas veces sentado –se refería a las dos rak‘ât después del ‘asr–. El solía rezarlas en la casa y nunca las hacía en la mezquita por temor a dificultar las co- sas para su gente, pues le gustaba facilitarles las cosas’.

363. ‘Âisha relató: ‘El Mensajero de Dios (B y P) nunca se perdió, en público o en privado, las dos rak‘ât antes del salat del faÿr y las dos rak‘ât después del ‘asr’.

 

XXIV • El llamado (adhân) para el sa- lat despues de que ha pasado el tiempo prescrito

364. Abû Qatâda dijo: ‘Viajábamos con el Pro- feta (B y P) una noche cuando algunos hombres dijeron: ‘¡Mensajero de Dios! Quisiéramos que todos nos detengamos para descansar’. El dijo: «Temo que os durmáis (y no despertéis) para el faÿr». Bilâl dijo: ‘Yo os despertaré’. Así es que todos se durmieron y Bilâl se recostó contra su montura y también lo venció el sueño. El Profeta (B y P) se despertó y vio que una parte del sol ya sobresalía visiblemente; dijo: «¡Bilâl! ¿Dónde está lo que dijiste?» Bilâl dijo: ‘Nunca me había venido un sueño como éste’. El Profeta (B y P) dijo: «Dios toma vuestras almas cuando quiere y las devuel- ve cuando quiere. ¡Bilâl! Levántate y pronuncia el llamado para la oración». El Profeta (B y P) rea- lizó la ablución y cuando el sol estuvo alto y bri- llante realizó la oración (del faÿr).

 

XXV • Quien dirige a la gente en la oración en grupo después de pasado el tiempo

365. Ÿâbir bin ‘Abdullah relató: ‘El día del foso (yawm al-jandaq) llegó ‘Umar ibn Al-Jattâb mal- diciendo a los idólatras después de la puesta del sol y dijo: ‘¡Mensajero de Dios! ¡No pude hacer la oración del ‘asr hasta que el sol se puso!’ El Profe- ta (B y P) dijo: «¡Por Dios! ¡Yo tampoco la hice!». Así que nos dirigimos a Buthân; el Profeta (B y P) hizo la ablución para el salat y nosotros también, y rezó el ‘asr después de que se puso el sol; des- pués rezó el magrib’.

 

XXVI • Quien olvida una oración debe rezarla cuando la recuerde

366. Anas Ibn Mâlik relató que el Profeta (B y P) dijo: «Quien olvide una oración deberá rezarla cuando la recuerde. No hay expiación al- guna más que rezar la misma oración». Luego re- citó: Yo soy, ciertamente, Dios. No hay más Dios que Yo. ¡Sírveme, pues, y haz la oración para re- cordarme! (20: 14)

 

XXVII

367. Anas relató que el Mensajero de Dios (B y P) dijo: «Se os considera en la oración mien- tras estéis esperando la oración».

 

XXVIII

368. Este es un hadiz similar al Nro. 96. Sin embargo, en esta versión Ibn ‘Umar relató que el Profeta (B y P) dijo: «Nadie presente sobre la faz de la tierra esta noche estará vivo cien años después de esta noche». Quiso decir: ‘Cuando (la gente de) ese siglo haya muerto’ .

369. ‘Abdu Rahmân bin Abi Bakr relató: ‘La gente de Al-suffa era gente pobre; el Profeta (B y P) dijo: «Quien tenga comida para dos per- sonas debe alimentar a un tercero de entre ellos y quien tenga comida para cuatro personas debe alimentar a uno o dos de ellos». Abû Bakr se en- cargó de alimentar a tres hombres y el Profeta (B y P) tomó a diez de ellos. Mi padre, mi madre y yo estábamos en la casa –uno de los narrado- res duda si Abdu Rahmân dijo: Mi esposa y mi sirviente nos atendían a ambos; a mi casa y a la casa de Abû Bakr– Abû Bakr cenó con el Profeta (B y P) y se quedó allí hasta que hicieron la ora- ción del ‘ishâ. Después del ‘ishâ’ se quedó en casa del Profeta (B y P) hasta que él comió su cena, en- tonces volvió a su casa después de que gran parte de la noche había pasado. La esposa de Abû Bakr le dijo: ‘¿Qué te retuvo para que no atiendas a tus huéspedes?’ – o dijo: ‘¿Tu huésped?’ –. El dijo: ‘¿Aún no les habéis servido la cena?’ Ella dijo: ‘Se rehusaron a comer hasta que tu llegues, a pesar de que les ofrecimos’. Yo fui a esconderme; Abû Bakr dijo, llamándome: ‘¡Ghunzar!’ (una fuerte impre- cación) luego me imprecó y me golpeó; luego nos dijo: ‘¡Comed! ¡Que no os dé satisfacción!’ Enton- ces se sirvió la cena y Abû Bakr juró no probar esa comida nunca más. Y ¡Por Dios! Por cada por- ción de comida que tomábamos surgía más por debajo. Todos comimos hasta satisfacernos y la comida era más que cuando se sirvió. Abû Bakr la miró y vio que estaba tal como cuando se la sirvió o más aún. Se dirigió a su esposa diciendo: ‘¡Her- mana de Banu Firâs! ¿Qué es esto?’ Ella dijo: ‘¡Oh placer de mis ojos! ¡La comida es ahora tres veces más de lo que era antes de servirla!’

Abû Bakr comió de ella y dijo: ‘El juramento que hice –de comerla– era de Satán’. Luego tomó un bocado de ella y el resto se lo llevó al Profe- ta (B y P) y se quedó allí. Teníamos un armisticio con una tribu y el armisticio se terminó; así que el Profeta (B y P) nos dividió en doce destacamen- tos, cada uno bajo el mando de un hombre. Dios sabe bien cuántos hombres habría bajo el mando de cada líder. Y todos los destacamentos comie- ron de esa comida –algo así–’

 

Libro de la sutra-9


I• La sutra del imâm es tambien la sutra de quienes oran detrás de él

312. Ibn ‘Umar relató que, cuando el Mensaje- ro de Dios (B y P) salía el día del ‘îd, nos ordenaba poner una jabalina (clavada en el suelo) delante de él. El rezaba hacia la jabalina y la gente rezaba detrás de él; también acostumbraba hacerlo du- rante los viajes. Después del Profeta (B y P), esta fue adoptada por los emires.

313. Abû Ÿuhayfa relató que el Profeta (B y P) los dirigió en la oración en Al-Bathá, y frente a él había una lanza (clavada). (Rezaron) dos rak‘ât por Al-dhuhur y dos rak‘ât por el ‘asr. Delante de él pasaban mujeres y asnos.

 

II • ¿Cuál debe ser la distancia entre quien reza y la sutra?

314. Sahl bin Sa‘d relató que entre el lugar donde rezaba el Profeta (B y P) y la pared había un espacio apenas suficiente para que pase por ahí una oveja.

 

III • La oración poniendo una vara (como sutra)

315. Anas ibn Mâlik dijo: ‘Cuando el Profeta (B y P) salía a hacer sus necesidades, lo seguíamos yo y un muchacho; llevábamos una vara o un palo y un odre con agua (a fin de higienizarse). Cuando terminaba le alcanzábamos el odre’.

 

IV • La oración hacia un pilar

316. Salama bin Al-Akwa’ relató que solía rezar detrás del pilar cercano al lugar donde se guardaban los manuscritos del Corán. Se le dijo: ‘¡Abû Muslim! Te veo procurando rezar detrás de este pilar’. Dijo: ‘Pues yo vi al Profeta (B y P) pro- curando rezar allí’.

 

V• Ofreciendo oraciones no grupales entre pilares

317. Ibn ‘Umar dijo (después de relatar la en- trada del Profeta (B y P) a la Ka‘ba): ‘Pregunté a Bilâl, cuando salió: ¿Qué hizo el Profeta (B y P)? Me dijo: ‘(Rezo) y dejó un pilar a su izquierda y un pilar a su derecha y tres pilares atrás’. En esos días la Ka‘ba era sostenida por seis pilares.’

En otro relató (Mâlik dice): ‘Había dos pilares a la derecha del Profeta (B y P)’.

 

VI • La oración hacia una montura, un camello, un árbol o una silla de montar

318. Ibn ‘Umar relata que el Profeta (B y P) solía sentar a su camella cruzada y rezaba hacia ella. Pregunté: ‘¿Qué hacía si el animal se movía mucho?’ Dijo: ‘Solía tomar la silla del camello y la ponía frente a él (como sutra) y hacía la oración hacia la parte trasera de la silla’. Ibn ‘Umar solía hacer lo mismo.

 

VII • La oración hacia una cama

319. ‘Âisha dijo: ‘¿Nos igualáis (a las mujeres) con los perros y asnos? Aún me veo: Acostada sobre la cama; el Profeta (B y P) venía y hacía su oración hacia la parte media de la cama. Me des- agradaba estar frente a él en sus oraciones, así que

me escurría silenciosamente por el pie de la cama hasta que me salía de mi frazada’.

 

VIII • Quien está rezando debe rechazar a quien intenta cruzar frente a él

320. Abû Sâlih relató: ‘Vi a Abû Sa‘îd Al-Ju- drî rezando el día viernes hacia algo que lo prote- gía de la gente (una sutra). Un muchacho de Banu Abi Mu‘it quiso cruzarse justo delante de el (entre él y la sutra). Abû Sa‘îd lo rechazó empujándolo en su pecho. El muchacho se detuvo y no encon- tró más alternativa que cruzar frente a Abû Sa‘îd y lo intentó nuevamente. Abû Sa‘îd lo empujó con más fuerza esta vez y el muchacho se escabulló para ir ante Marwân y quejarse ante él por lo que Abû Sa‘îd le hizo. Poco después, Abû Sa‘îd tam- bién entró donde estaba Marwân, persiguiendo al chico. Marwân le preguntó: ‘¡Abû Sa‘îd! ¿Qué pasó entre ti y el hijo de tu hermano?’ Respondió: ‘Oí al Profeta (B y P) decir: «Si uno de vosotros está rezando hacia algo que lo protege de la gen- te y alguien quiere cruzarse justo frente a él debe rechazarlo; y si insiste debe golpearlo con fuerza, pues es un demonio»’’.

 

IX • El pecado de quien se cruza justo frente a quien reza

321. Abû Ÿuhaym relató que el Mensajero de Dios (B y P) dijo: «Si la persona que se cruza fren- te al que está rezando supiese la magnitud de su pecado, preferiría esperar cuarenta (días, meses o años) en vez de pasarse frente a él». Abû Al-Nadr añadió: ‘No recuerdo exactamente si dijo cuaren- ta días, meses o años’.

 

X• Rezar detrás de alguien durmiendo

322. ‘Âisha relató: ‘El Profeta (B y P) solía ha- cer el salat mientras yo dormía atravesada en su cama frente a él. Cuando deseaba rezar el witr me despertaba y yo rezaba el witr con él’.

 

XI • Si se carga una niña pequeña al cuello en el salat

323. Abû Qatâda Al-Ansâri relató que el Men- sajero de Dios (B y P) solía rezar cargando a Umâ- ma hija de Zaynab, hija del Mensajero de Dios (B y P). Ella era hija de Abû l ‘As bin Al-Rabî‘ bin ‘Abd Shams; cuando se prosternaba la asentaba en el suelo y cuando se levantaba la cargaba.

XII • Una mujer puede quitarle una molestia a un hombre que está rezando

324. Ver hadiz 178; Ibn Mas‘ûd añade: ‘Sus cuerpos fueron arrastrados y lanzados al pozo y el Mensajero de Dios (B y P) dijo: «La maldición de Dios ha descendido sobre la gente del pozo»’.

 

Libro de la Salat-8


Como se prescribió el salat la noche del isrâ’

228. Anas bin Mâlik dijo: ‘Abû Dharr relató que el Mensajero de Dios (B y P) dijo: «Cuando yo estaba aún en Makka, se abrió el techo de mi casa, bajó Ÿibrîl y me abrió el pecho; Luego me lo lavó con agua de Zamzam , luego trajo un cáliz de oro lleno de sabiduría y fe, lo vació en mi pecho y luego lo cerró. Después, me tomó por la mano y me hizo ascender con él al cielo más cercano (al mundo terrenal). Cuando llegué al cielo más cercano Ÿibrîl dijo a su custodio: ‘Abre la puer- ta’. El custodio preguntó: ‘¿Hay alguien contigo?’ Ÿibrîl respondió: ‘Sí, está conmigo Muhammad (B y P)’. El custodio pregunta: ‘¿Ha sido llamado?’ Ÿibrîl respondió: ‘Si’. Cuando abrió el Portal pa- samos sobre el cielo más cercano. Vimos un hom- bre sentado; a su derecha había mucha gente y a su izquierda mucha gente también. Cuando mi- raba a su derecha reía y cuando miraba a su iz- quierda lloraba: Dijo: ‘¡Bienvenido, piadoso pro- feta y piadoso hijo!’ Pregunté a Ÿibrîl: ‘¿Quién es éste?’ Respondió: ‘Este es Adán y las multitudes a su derecha y a su izquierda son las almas de sus descendientes. Los que están a su derecha son la gente del Paraíso y los que están a su izquierda son la gente del Infierno; así pues, cuando mira a su derecha ríe y cuando mira a su izquierda llora’. Después me llevó con él y ascendimos al segun- do cielo. Dijo a su custodio: ‘¡Abre!’ Y el custodio dijo lo mismo que dijo el primero y abrió el por- tal»’. Anas añadió: ‘Abû Dharr, mencionó que el Profeta encontró en los cielos a Adán, Enoc, Moi- sés, Jesús y Abraham (la Paz sea con todos ellos) y no especificó sobre sus posiciones en los cielos. Sin embargo (Abû Dharr mencionó que el Pro- feta (B y P) mencionó haber encontrado a Adán en el cielo más cercano y a Abraham el sexto cie- lo. Anas añadió: ‘Cuando Ÿibrîl llevó al Profeta (B y P) ante Enoc éste le dijo: ‘¡Bienvenido! Her- mano piadoso y profeta piadoso!’ (luego el rela- tó sigue en primera persona de boca del Profeta) pregunté: ‘¿Quién es él?’ (Ÿibrîl) dijo: ‘Es Enoc’. Luego pasé por donde estaba Moisés; él dijo: ‘¡Bienvenido! Hermano piadoso y profeta piado- so’. Pregunté: ¿Quién es él? (Ÿibrîl) me dijo: ‘Es Moisés’. Luego pasé por donde está Jesús; él dijo: ‘¡Bienvenido! Hermano piadoso y profeta piado- so’. Pregunté: ‘¿Quién es él?’ Me dijo: ‘Es Jesús’. Luego pasé por donde estaba Abraham; él dijo: ‘¡Bienvenido! Hijo piadoso y profeta piadoso’. Pregunté: ‘¿Quién es éste?’ Me dijo: ‘Es Abraham’’. Ibn ‘Abbâs y Abû Habba Al-Ansârí dijeron: ‘Dijo el Profeta (B y P): «Luego se me hizo ascender hasta aparecer en un nivel donde pude oir el mur- mullo de los cálamos»’. Anas Ibn Mâlik dijo: ‘El Profeta (B y P) dijo: «Y Dios prescribió cincuenta oraciones sobre mi nación: Y volví con ello; hasta que pasé donde está Moisés, quien me preguntó: ‘¿Qué te prescribió Dios para tu nación?’. Le res- pondí: ‘Prescribió cincuenta oraciones (diarias)’. Me dijo: ‘Vuelve a tu Señor, pues tu nación no po- drá soportarlo. Así que volví ante mi Señor y El me redujo (las oraciones) a la mitad. Volví ante Moisés y le dije: ‘Me redujo la mitad’; él me dijo: ‘Vuelve ante tu Señor, pues tu nación no soporta- rá eso’. Así que volví ante mi señor y me redujo la mitad. Volví a Moisés y me dijo: ‘Vuelve a tu Se- ñor’. Volví ante Dios y Él dijo: ‘Serán cinco y (va- len) cincuenta. No cambiará mi palabra’. Cuando volví a Moisés, me dijo ‘Vuelve ante tu Señor’. Le respondí: «Tengo vergüenza de mi Señor». Luego (Ÿibrîl) me llevó hasta el Loto del Límite (Sidrat al Muntaha) que estaba cubierto de colores que no puedo describir. Luego, se me introdujo al Pa- raíso y encontré pequeñas paredes hechas de per- las y su tierra es de almizcle»’.

 

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